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Daqib, importante derrota para EI

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Mauricio Jaramillo Jassir
18 de octubre de 2016 - 02:00 a. m.
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La recuperación de la ciudad de Dabiq en el norte de Siria constituye un serio revés para el Estado Islámico.

Si a esto se suman las deserciones cada vez más numerosas, se entiende que por primera vez en mucho tiempo se observan síntomas de un avance sustancial del conjunto de naciones, interesado en contener y derrotar ese extremismo religioso. Aunque se trate de una pequeña municipalidad rural que cuenta con algo más de 5 mil habitantes, su importancia histórica-simbólica resulta innegable. Allí reposan los restos del séptimo califa de la dinastía omeya, Suleyman Ibn Al-Malik. A su vez, Dabiq es la ciudad donde los militantes temibles del EI pretendían librar la batalla final contra los combatientes de la variopinta ofensiva, a los que llaman cruzados. 

Mientras Estados Unidos acusa a Rusia de apoyar sin ningún sentido a Bachar al Assad y la campaña presidencial desnuda la ausencia de consensos en Washington, para tomar decisiones en Oriente Medio, Turquía progresa significativamente en su ofensiva. El régimen de Recep Tayyip Erdogan, fortalecido después del intento fallido de golpe, ahora intenta conseguir un objetivo político que haría de Turquía la potencia regional estabilizadora por excelencia. Y es que esta victoria en Daqib fue conseguida por los rebeldes sirios con el apoyo de tanques y de la fuerza aérea turcas. Justificadamente, Ankara puede reivindicar como suyo el avance.

El califato del Estado Islámico, liderado por Abu Bakr al-Baghdadi, llegó a cubrir 90 mil km2, pero hoy su extensión se ha reducido a 68 mil km2, según la publicación estadounidense dedicada a la inteligencia militar, “Jane’s”. Entre tanto, muy a pesar de esta evolución, las grandes potencias con intereses en Siria aún no consiguen ponerse de acuerdo sobre la estrategia a seguir. Reunidos en Suiza, los ministros de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia siguen divididos por la posición a asumir frente al régimen de Damasco. El dilema no es simple. Moscú y su aliado insisten en continuar con los bombardeos, pues de lo contrario asumen que el terrorismo puede recuperar margen. En Europa y Estados Unidos es clara la necesidad de detenerlos, pues se les asume como causantes de la tragedia humanitaria cuyas dimensiones crecen cada minuto, sin que se pueda canalizar todo el interés mundial hacia Siria.

Todo esto ocurre mientras se publican los testimonios de desertores del EI que muestran una forma ilimitada y despiadada de llevar a cabo la guerra, que sólo puede ser equiparada con los abusos cometidos por Estados Unidos en Abu Ghraib(hasta que se conozcan otros). Preocupa que mientras siguen los disensos sobre cómo enfrentar este extremismo religioso, el EI siga controlando una franja importante de territorio sirio, especialmente la cuenca del Éufrates. Es una guerra cruda, prolongada y con consecuencias humanitarias que seguramente dejarán efectos durante décadas en la zona de Oriente Medio. Sin embargo, la retoma de Daqib es una esperanza.

* Profesor de la Universidad del Rosario

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