Publicidad

Culpables

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Mauricio Rodríguez
17 de noviembre de 2008 - 12:03 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Con el colapso de las pirámides se inició el juicio de responsabilidades para determinar quiénes son los culpables de ese atraco masivo.

En la lista figuran, según diversas opiniones, uno o varios de los siguientes protagonistas: el Superintendente Financiero, el Ministro de Hacienda, el Superintendente de Sociedades, el Fiscal General de la Nación, el Procurador, los banqueros, y hasta la crisis financiera global. E incluso algunos tienen el descaro de criticar a los medios de comunicación por haber destruido con sus denuncias y alertas la confianza en un sistema supuestamente bondadoso.

Pero pocos señalan a los verdaderos culpables: después de los hampones que construyeron las pirámides, los responsables son los cientos de miles de inversionistas que enceguecidos por su codicia depositaron sus ahorros en entidades cuya ilegalidad e inviabilidad financiera era de todos conocida.

Ninguno de los perjudicados puede sostener que fue asaltado en su buena fe, porque desde hace más de un año tanto los periodistas como autoridades distintas  alertaron a la ciudadanía sobre el peligro que sus dineros correrían si los apostaban en ese esquema fraudulento. Por lo tanto esas personas no pueden pretender ahora lavarse las manos  y crucificar a chivos expiatorios para que paguen  los platos rotos que ellas mismas lanzaron al precipicio.

Es cierto que las autoridades han debido proceder con mayor celeridad y eficacia para impedir que el nocivo fenómeno de las pirámides adquiriese el impresionante tamaño que se evidencia con su derrumbe. Y es indispensable que los funcionarios que fallaron  sufran las consecuencias del caso. Pero hay que ir más allá para encontrar la causa primaria del gran descalabro. El origen está en la cultura del enriquecimiento fácil que desde hace ya varias décadas golpea a Colombia. Esa mentalidad, que ha alimentado graves enfermedades nacionales como el narcotráfico y la corrupción, es la que se detecta en las personas que depositaron su plata con la absurda ilusión de duplicar su capital en poco tiempo, siendo conscientes de su imprudencia.

Ningún gobierno de Colombia o del resto del mundo, en ésta  época o en el pasado, ha sido capaz de evitar que la gente enloquecida por la ambición irracional caiga en manos de estafadores. Las personas no pueden exigir que las autoridades las protejan siempre de todo mal y peligro. Tienen  primero la obligación de cuidarse a sí mismas. Y deben asumir la plena responsabilidad por sus  conductas equivocadas.

Conoce más

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.