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En días pasados, lamentablemente falleció la profesora Maite Careaga, directora del Centro de Liderazgo de la Universidad de los Andes. Maite, Ph.D en liderazgo, no solo fue una destacada académica sino, más importante aun, una gran persona.
En noviembre de 2017, el presidente Juan Manuel Santos y su hija María Antonia me pidieron ideas (por ser yo profesor de liderazgo desde hace varios años en el Externado y en Los Andes) para hacer el mejor uso posible de la donación que hizo Santos del premio monetario de su Nobel de Paz a la Fundación Compaz —que creó para impulsar iniciativas en favor de la construcción de paz—. Les respondí con un sabio aforismo (cuyo autor no recuerdo) sobre liderazgo: El mejor líder es una fábrica de líderes. O sea, les aconsejé que Compaz fortaleciera el liderazgo social en Colombia, sobre todo el de las regiones más azotadas por la violencia.
Esa idea se convirtió en ALAPAZ - Academia de Liderazgo para la Paz, gracias a la sobresaliente labor de Maite, de sus 15 profesores-facilitadores (tengo el honor de ser uno de ellos) y del apoyo de los entonces rector de Los Andes, Pablo Navas, y director de la Escuela de Gobierno Alberto Lleras de esa universidad, Eduardo Pizano.
Maite estructuró un excelente pénsum de una semana de inmersión total, seleccionó personalmente a cada uno de los profesores y nos capacitó en la Espiral del Liderazgo Consciente —teoría basada en las ideas de los grandes maestros del liderazgo de Harvard Ronald Heifetz y Martin Linsky, de los cuales ella fue discípula—.
En estos días se está llevando a cabo la tercera versión de ALAPAZ ,con la participación de 40 líderes sociales provenientes de diversas regiones de Colombia que se dedican a actividades muy distintas pero con el común denominador de generar paz (en el sentido más amplio de la palabra, es decir, no solo acabando la violencia sino fabricando oportunidades de progreso, robusteciendo la convivencia e incrementando la participación comunitaria).
Rindo homenaje a la memoria de Maite porque nos deja este maravilloso legado que es ALAPAZ , un poderoso instrumento de transformación personal y colectiva que no simplemente enriquece las mentes sino sobre todo los corazones y las almas de esas mujeres y hombres valientes y bondadosos que en medio de circunstancias muy difíciles dedican sus vidas a servir a su gente.
Maite era muy inteligente y trabajadora pero esas no fueron sus principales cualidades. La hermosa huella que deja en los que tuvimos el privilegio de aprender de ella es que el liderazgo no es un asunto meramente intelectual sino de amor, de solidaridad y de generosidad de espíritu. En una palabra, liderar es cuestión de humanidad.
