Hay similitudes entre las desequilibradas y abusivas relaciones de pareja en las maras o pandillas juveniles centroamericanas y las que se observaban en las Farc, la guerrilla más vieja del mundo.
En las maras, el trencito es un salvaje rito de iniciación para las jóvenes al volverse pandilleras: las violan en grupo. Los futuros pandilleros aguantan una golpiza mientras las mujeres “tienen que brindar servicios sexuales a los miembros masculinos de la banda”.
Minoritarias en la pandilla, las jóvenes pasan a ser propiedad colectiva sin problemas de rivalidad entre machos posesivos. Los mareros aceptan que ese arreglo es parte...
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