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Progresivamente las parejas de mujeres han reconocido el amamantamiento como un elemento clave del vínculo entre la madre y el bebé.
“Siento que por haberle dado pecho a mi hija no biológica ella tiene un vínculo más profundo conmigo. Siento que como otros me vieron amamantarla se solidificó mi rol de madre activa”. Estos comentarios de Julie resumen la importancia que ha tomado entre las lesbianas norteamericanas darle pecho a sus hijos adoptados.
“Es algo que no se puede compartir. No importa qué tan feminista seas, qué tan comprometida te sientas con la crianza igualitaria, el hecho es que terminas profundamente atada a ese bebé de una manera que nadie más puede”. Muchas de ellas reportan que los hijos tienden a preferir a la madre biológica y que en buena parte esa preferencia se explica por la lactancia.
Conscientes de este hecho, las lesbianas más rigurosas con la igualdad optan por la adopción no sólo para eliminar la asimetría genética sino para evitar amamantar al bebé y darle tetero en igualdad de condiciones. Una reconocida presentadora de TV anunció públicamente que le había pedido a su pareja dejar de lactar a su hija. No quiso darle ventaja afectiva más allá del primer mes. Ciertas parejas optan por bombear la leche de la madre biológica y combinarla con tetero mientras otras han decidido que la mejor opción es la lactancia inducida de la co-madre, o sea la producción de leche materna sin embarazo. El proceso requiere estimular los pezones, el tejido de las mamas y el sistema endocrino con unas bombas, y hierbas o fármacos que incrementen los niveles de prolactina para estimular la producción de leche materna.
Estas historias de lesbianas preocupadas por la lactancia corroboran que se trata de una etapa crucial de la crianza. Además de reforzar el apego, hay evidencia de que la leche materna contribuye al desarrollo cognitivo del recién nacido. Requiere mucha fe, no de carbonero sino de LGBT, la pretensión de que para el bebé da lo mismo dos madres resolviendo cómo darle pecho que dos padres recurriendo al biberón o, tal vez, pensando en contratar una nodriza.
