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Cuba y la inteligencia militar venezolana

Mauricio Rubio
03 de noviembre de 2022 - 05:01 a. m.
"Fidel Castro fue el primer mandatario internacional que vio en Chávez a un político importante en ascenso".
"Fidel Castro fue el primer mandatario internacional que vio en Chávez a un político importante en ascenso".
Foto: Agencia AFP

A pesar de tener mayor cercanía con Nicolás Maduro, el régimen cubano se tomó las Fuerzas Armadas venezolanas y sus servicios de inteligencia desde el gobierno de su antecesor.

Cuando fracasó el golpe de Estado liderado por Hugo Chávez en febrero de 1992, los servicios de inteligencia ya le habían advertido tanto al presidente Carlos Andrés Pérez como a su ministro de Defensa sobre esa posibilidad sin que tomaran las medidas preventivas necesarias. Al final, los mismos rebeldes constataron que habían fallado, se rindieron y fueron detenidos.

Dos años después, el cabecilla del fracasado golpe salió de prisión gracias al sobreseimiento de su causa que firmó el nuevo presidente Rafael Caldera. “La única condición fue que abandonara las Fuerzas Armadas”. A los pocos meses, Chávez viajó a La Habana en donde Fidel Castro, con quien nunca se había visto, lo recibió en el aeropuerto, al pie de la escalerilla del avión, como si se tratara de un jefe de Estado. Se refirió a él como “un líder izquierdista de ideas afines”. El comandante cubano se convirtió así en el primer mandatario internacional que vio en Chávez a un político importante en ascenso. Sin duda también tuvo en cuenta la riqueza petrolera de Venezuela para una economía debilitada por el colapso de la Unión Soviética.

En ese primer viaje, Chávez dictó una conferencia magistral en la Universidad de La Habana. Expuso ideas y proyectos de transformación para su país.”Primera vez que vengo físicamente, porque en sueños, a Cuba, vinimos muchas veces los jóvenes latinoamericanos… (es) un bastión de la dignidad latinoamericana y como tal hay que verla, como tal hay que seguirla, y como tal hay que alimentarla”, anotó el futuro líder socialista.

Según fuentes oficiales cubanas Fidel “descubrió en Chávez a un diamante que alcanzaría las cotas más altas en el discurso político, revolucionario e internacionalista… lo vio todo con claridad, nitidez y visión”. Teniendo en cuenta que se trataba de un “bastión de la dignidad latinoamericana”, Castro prometió “curar la gangrena capitalista que afligía a Venezuela”.

A lo largo de esa década, el estancamiento económico y el considerable aumento de la pobreza en Venezuela hicieron que el mensaje socialista, con un definitivo respaldo de Cuba, resultara atractivo para un número cada vez mayor de votantes. En 1998 Hugo Chávez resultó elegido presidente. Así, en un país seriamente afectado por la corrupción, la miseria y la desigualdad llegó al poder un antiguo militar golpista que prometía regenerar la política para alcanzar por fin la tan anhelada justicia social.

Con la victoria chavista, se reforzaron de manera automática los vínculos formales con Cuba. Muy pronto empezaría a llegar petróleo venezolano a la isla, a razón de unos 50.000 barriles por día. A cambio, Cuba “mandó a miles de médicos, maestros y especialistas agrícolas para ayudar a diversificar la economía” venezolana.

Ya en el 2002 parte de la élite venezolana empezaba a desconfiar de Chávez y sus políticas. A raíz del nombramiento, anunciado en febrero de ese año, de una nueva directiva para la empresa Petróleos de Venezuela (PDVSA) se convocó un paro laboral que fue apoyado por la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), por un amplio sector empresarial aglutinado en Fedecámaras y por el episcopado. Sin embargo, no se logró la participación del sector de transporte colectivo, ni de los bancos, ni de la distribución de alimentos y el cese de actividades no alcanzó suficiente contundencia. A pesar de esto, la CTV anunció una huelga general indefinida que equivalía a una rebelión frente al gobierno. Esta decisión fue respaldada tanto por empresarios organizados como por partidos de oposición.

Para el 11 de Abril se convocó una marcha hasta la sede de PDVSA. Animados por las dimensiones de la manifestación contra el gobierno los organizadores arengaron a las multitudes para de una vez sacar a Chávez del Palacio Presidencial de Miraflores. “Vamos hasta el final, hasta que caiga (Chávez)” anunció un dirigente. Al evidente levantamiento se unieron jefes militares, incluidos algunos altos funcionarios de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM) que detuvieron a Chávez. La marcha fue ampliamente difundida por los medios de comunicación.

Por su lado, los simpatizantes del presidente se agolparon alrededor de la residencia presidencial gritando “no pasarán”. Así, al entrar la marcha al centro de Caracas, comenzaron los disturbios. Hacia las 2 p. m. multitudes prochavistas tiraban piedras hacia el Hotel Edén desde donde salían disparos de francotiradores. En Puente Llaguno, cerca de las oficinas de la Alcaldía, que estaba en manos del partido chavista -Movimiento V República (MVR)- los empleados no pudieron salir por la violencia que se había desatado en la calle. Aparecieron personas armadas que se enfrentaron a los francotiradores y se armó una balacera. Al final de la tarde el saldo era de 19 muertos. Continúa...

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