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Después de la Marcha: volver a trabajar y hablar del M-19

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Mauricio Rubio
19 de junio de 2025 - 05:05 a. m.
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Recientemente argumenté que de Petro no cabe esperar actitudes de estadista. Su formateo es de guerrillero. De estirpe tupamara, no respeta protocolos, procedimientos, ni leyes. Su aventura como detective tras un intento de magnicidio lo confirma.

El M-19 desconcierta desde su reinserción, cuando persuadió que su lucha era por la paz y silenció los crímenes atroces. En la Constituyente del 91, con altísima representación, “de vivos, a pesar de las quejas sobre las FF. AA. no quisieron tocar lo militar… No quisieron y no quisieron y no quisieron”, recuerda César Gaviria. Evitaron abrir la caja de Pandora.

Su reacción al atentado contra Miguel Uribe fue preocupante en varios sentidos. Invita a machacar que desde cualquier posición del espectro ideológico, el objetivo mínimo debe ser condenar, unánime y categóricamente, la violencia política, incluyendo la del pasado. Desde el fatídico consejo de ministros televisado me alié con María Alejandra Muñoz, caricaturista, también preocupada con la deriva surrealista y déspota del gobierno. Son columnas para subrayar que las amenazas a la democracia se entienden mejor conociendo su origen. Después de la Marcha del Silencio, continuaremos desafiando la fábula que durante lo peor del conflicto, la guerra sucia, unos sacrificados “muchachos” no buscaban gobernar férreamente, con “el pueblo en armas”, sino consensos democráticos. Pretendemos mostrar que tal narrativa dejó impronta, y también defender unas instituciones imperfectas, no prescindibles; contrariar el blanqueo del pasado sanguinario del M-19 con demonización del Estado y silencio sobre sus víctimas. No consideramos inocuos ni la decisión del ejecutivo de invadir competencias legislativas y judiciales ni el clamor por “50 gobiernos más de izquierda” como respuesta al ataque a un candidato presidencial.

Produce estupor un informe reciente de la Comisión de la Verdad sobre los estrechos vínculos del M-19, orgullo del Señor Presidente, con la masacre de Tacueyó, entre las más infames del conflicto. La perplejidad es tanto por el contenido como por la indiferencia con esa publicación, inclasificable como de extrema derecha. Su lectura ilustra hasta dónde puede llegar la paranoia con enemigos cuando la política se asimila a una guerra. Petro debió enterarse de todas las acciones de Carlos Pizarro para tapar esa vergonzosa alianza familiar, militar y financiera. La prudencia sugería liderar el Gobierno del Cambio sin enaltecer ese pasado indigno. Pero prevaleció el talante autoritario, que opacó al estadista. Se acentuó el abismo, “esa división entre violentos y demócratas… Cada vez que reivindica al M-19… no lo hace reivindicando el cese de la violencia, sino la lucha”. Ahora transmite la sensación de un combatiente acorralado, que arrecia ataques a las instituciones, incluyendo la Constitución. Su propuesta de convocar una consulta popular por decreto para reformarla ha generado fuerte oposición, especialmente entre abogados constitucionalistas.

Ante la percepción de un peligro inminente, el cerebro activa mecanismos de supervivencia que llevan a compartir consejos para enfrentarlo. Se pueden descartar sugerencias al causante de la amenaza, pues carece de polo a tierra. Antes de jugar a la Interpol, manifestó querer invitar una comisión de la ONU para aclarar tanto el atentado contra Miguel Uribe como el de “todos los líderes políticos y sociales asesinados en la historia de Colombia”. Alguien cercano, Gustavo Bolívar, adoptó un guión similar: en todos los magnicidios desde Rafael Uribe Uribe (1914), “aunque no lo crean, los asesinos son los mismos”. Tan excelsa teoría llega engalanada con un menjurge voluntarista de procesos de diálogo con insurgentes desde los setenta. Otra opción para “calmar el clima de tensión, es cerrar sus bodegas”. Sin embargo, tras los refritos de canción protesta y puño alzado -“¿Por qué no se van del país?”- o el plantón de Cali, esa propuesta queda sin piso.

Es indispensable llegarle al sector desvergonzado de progres que con entusiasmo invitaron a votar por Petro, se arrepintieron, evitan referirse a sus manifestaciones violentas y antidemocráticas para volver tranquilamente a sus quehaceres. Ese colombianísimo segmento que “reacomoda las sillas en la cubierta del Titanic” contribuyó al naufragio. En lugar de buscar dialogar con el M-19 que gobierna -infructuosamente, unos no quieren, otros “se van del país”- convendría hacerlo sobre el M-19: escarbar críticamente su historia. Es la única vía para comprender al presidente y condenar, no glorificar, ese abyecto pasado. Las charlas deben ser informadas, informales, domésticas, e involucrar jóvenes que, dicen las encuestas, saben poco del conflicto armado. Tras el atentado, una joven nacida en 1999 anota que “hoy como generación no podemos hacernos los que no entendemos, porque ahora sí nos tocó”. Esa juventud no puede quedar con la falsa impresión de que el poder “es una trinchera… y que se gobierna desde el resentimiento”. Esas disfunciones sólo se entenderán con un relato preciso y coherente acerca del M-19.

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HENRY GONZALEZ MESA(19574)19 de junio de 2025 - 11:00 p. m.
Cuándo será que tu admirado Matarife pedirá perdón por los 6.402 falsos y las masacres que se le atribuyen . Esas atrocidades se te olvidan o te haces el bobo
  • FERNANDO RAUL MUÑOZ REBOLLEDO(sv6gc)19 de junio de 2025 - 11:32 p. m.
    Petro es el Uribe de la Izquierda y Uribe es el Petro de la Derecha, son la misma mier.....da, Petro además es un ser pleno de RESENTIMIENTO SOCIAL y Uribe pleno de odio hacia los pobres....
Mario Giraldo(196)19 de junio de 2025 - 09:26 p. m.
Su propuesta de desenterrar historias puntuales con el fin de darle garrote a Petro, no es nada original y desconoce que lo hecho por el M hasta el dia en que firmaron, es cosa juzgada. Para eso se firman los acuerdos. Igual con paras y con otros grupos. Petro no se deja distraer: La laboral paso, y la pensional esta en proceso, todos los indicadores económicos y sociales son positivos, un país bien manejado por un tipo bastante corriente pero buen presidente.... el resto es ruido de fondo.
  • Maritza Sierra padilla(90207)20 de junio de 2025 - 12:40 p. m.
    Totalmente de acuerdo.
Felipe Fegoma(94028)19 de junio de 2025 - 08:51 p. m.
En 9 meses habrá elecciones legislativas, que son muchísimo más importantes que las presidenciales, porque en este país cualquier descerebrado puede llegar a presidente y la prueba está en el presidente, como lo estuvo antes en Duque y lo podía haber estado en Rodolfo o en Fico. El petrismo tendrá ahí chance para triunfar o fracasar, pero en lugar de camellar por ello, se dedica a convocar cabildos fantasmales y falsas constituyentes.
Jorge(40094)19 de junio de 2025 - 08:49 p. m.
Excelente columna desde el primer párrafo.
Eduardo Sáenz Rovner(7668)19 de junio de 2025 - 07:11 p. m.
Supongo que ni Petro ni el tubo tienen la culpa; aún menos el inmaculado santón Uribe Vélez. Total basta con echarle la culpa a Pegasus, al Imperio, a los Sabios de Sión y a la Selección Argentina de fútbol.
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