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Las feministas y la Resistencia

Mauricio Rubio

28 de agosto de 2013 - 06:00 p. m.

Bertie Albretch nació en Marsella en el seno de una familia de la gran burguesía suiza. Segura de sí misma, seductora, elegante, culta y curiosa, tuvo pasiones variadas: arquitectura, muebles antiguos, música, política. Vivió siempre atenta a las reivindicaciones de las mujeres.

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A los 24 años, se casó con un financista holandés instalándose en Londres, donde frecuentó a la élite intelectual –Bernard Shaw, Bertrand Russel- y a sufragistas como Sylvia Barkhurst.  Se comprometió con la lucha por el cambio social, la descolonización, la no violencia y sobre todo, la emancipación femenina. En 1930 fijó su residencia en Paris, y allí también conoció gente afin a sus ideales. Empezó a leer textos marxistas y reforzó su preocupación por el derecho de la mujer al trabajo y a la contracepción. Lanzó una revista, “El Problema Sexual” y fundó una asociacón de acogida y ayuda para los judíos alemanes que huían del nazismo. Viajó a la URSS a estudiar la situación de las madres y los métodos modernos de puericultura. Regresó a Francia aún más militante, distribuyendo panfletos y organizando reuniones políticas. Conoció al hijo de un obrero con quien fundó Combat, que se convirtió luego en un bastión de la Resistencia. En 1942 fue arrestada por la Gestapo. Se cree que sufrió torturas y no se sabe cómo murió. Recibió de manera póstuma la Cruz de la Liberación.

Aunque se considera una persona crucial del movimiento, sería impreciso afirmar que Bertie Albretch fue la líder típica de la Resistencia francesa. Pero comparte varias de las características de estas mujeres que nunca aceptaron el armisticio ni la colaboración. La primera es su alto nivel educativo y cultural. De una veintena de dirigentes entrevistadas por Marie-Louise Coudert la mayoría eran de estrato social favorecido pero todas, incluso las de origen humilde, contaban con estudios superiores al promedio de su época. Lucie Aubrac, por ejemplo, fue hija de unos modestos campesinos cuyo sueño era hacerla institutriz.

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Otra caracterísitica de estas mujeres fue su formación política y activismo precoces. Odette Sabaté, vinculada a las juventudes comunistas a los 13 años, es representativa. A esa misma edad Cécile Rol-Tanguey acompañaba a su madre a mítines socialistas. Madeleine Riffaud asistía con su padre a reuniones políticas y en una de ellas votó, con sólo 12 años, a favor de ayudar clandestinamente a los republicanos españoles. “Para mí como para mis camaradas la Resistencia no fue una elección sino la continuación lógica de una lucha emprendida antes” resume Yvonne Dumont.

Parte fundamental de las preocupaciones políticas previas a la Resistencia fue la lucha por la emancipación de la mujer, cuya situación era crítica bajo Vichy. Estaba prohibido emplear  casadas, el abandono del hogar era infracción penal y el aborto un crimen contra la seguridad del estado.

La buena educación, las ideas de izquierda y el feminismo no bastaban para rebelarse contra el nazismo. Intelectuales muy influyentes fueron bien condescendientes con los invasores; rozaron la colaboración pasiva.

http://mrp-ee.blogspot.fr/

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