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Los restos de intelectualidad petrista y las bodegas

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Mauricio Rubio
07 de agosto de 2025 - 05:05 a. m.
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Una de las primeras “Conversaciones pendientes” de Juan David Correa fue con Margarita Rosa de Francisco, quien confirmó su apoyo al Gobierno del Cambio. Anotó que Colombia “tiene que seguir empujando esa transformación… no hay vuelta atrás… Hay un odio de clase profundo contra Gustavo Petro”. Criticó su pasado reciente: “la alcaldía de Petro, que fue lo peor”. La célebre petrista enmudeció el día del consejo de ministros televisado: “sí, señoras y señores. Fue doloroso ver esa reunión. No tengo mucho más que decir. Me voy a llorar. Adiós”. Ante Alfredo Saade, jefe de Despacho, silencio ensordecedor.

Semanas después, Ana Bejarano reprochó “las atribuciones que se han tomado ciertos funcionarios y el presidente”. Desde entonces, sigo el podcast de Correa. Constato su dificultad para invitar intelectuales que sean de izquierda -ese es un filtro- y todavía petristas.

Con Carolina Sanín, fugaz admiradora del candidato Petro, evitaron hablar del presidente. En octubre de 2023 ella lo calificó de “odiador”, “vergüenza diplomática” y antisemita por sus declaraciones sobre Medio Oriente. En marzo de 2025, en su monólogo La Misa Negra, Sanín afirmó que “es hora de que, en defensa de la sensatez, aceptemos con firmeza que Petro se volvió loco”.

Desde antes de charlar con Correa, Juan Carlos Botero es antipetrista (columnas, X). En agosto de 2023 escribió que “al iniciar su mandato, (Petro) tenía dos maneras de proceder. Una difícil y responsable; otra fácil y poco seria. Por desgracia, escogió la segunda…”. Su descontento aumentó. “Si crees que el creciente asalto a la institucionalidad colombiana… es inofensivo o está justificado, eres parte del problema”. La última columna describe un panorama catastrófico.

De lejos, la conversación más placentera e instructiva para mí fue con Rubén Mendoza, cineasta que no conocía. Se destacan en él virtudes escasas en la izquierda colombiana: modestia, pragmatismo, creatividad, apertura mental, atención a los detalles, compasión genuina y sentido del humor. Observa minuciosamente la realidad para entenderla, sin dogmas que la encasillen. Su ópera prima, La sociedad del semáforo, sobre un reciclador malabarista en las calles de Bogotá no solo fue aclamada por la crítica sino que ha encantado a audiencias muy jóvenes. Su nueva película la está haciendo con su hija de 11 años. Sobre cómo financiar la actividad, menciona el meollo de la distribución, controlada por pocas empresas. Correa mete la cuña del monopolio estatal como solución. Realista y ajeno al activismo, Mendoza no hizo comentarios, ni habló de Petro.

El polo opuesto del cineasta es Luciana Cadahia académica argentina experta en “filosofía política, estética, populismo y teoría crítica”. Ha sido profesora en seis universidades de distintos países y actualmente divide su tiempo entre Santiago de Chile como profesora universitaria y el Cauca como maestra. Tiene algunas publicaciones académicas sobre Colombia, casi todas en la misma revista. La más citada es la reseña de un libro homónimo, publicado años antes en Argentina. El marco conceptual parte de “Foucault, con Hegel, Schiller, Agamben y Esposito, para analizar su relevancia desde la perspectiva latinoamericana”. Considera clave la dimensión cultural de la “herida colonial” y cómo seguir “habitando la paradoja señorial”: élites que fingen defender instituciones para perpetuar la exclusión social y evitar el uso público de la palabra. Anota que las formas correctas de comportarse y hablar mantienen al pueblo alejado de los debates. Parte de su evidencia para Colombia son los escritos del siglo XIX de Soledad Acosta de Samper.

Con semejante bagaje, Cadahia ha cultivado certezas sobre el país y el petrismo: “para la tradición bolivariana, independentista y emancipatoria, Venezuela y Colombia son los países más importantes”; definirán lo que ocurra este siglo. Prejuiciada y pendenciera, sentencia que Ana Bejarano Ricaurte, cuyo segundo apellido es el del prócer “en átomos volando”, “suda clasismo por todos lados”. Implícitamente asimila al anfitrión y parte de sus invitados a castas señoriales que le niegan voz al pueblo.

Las mejores reflexiones sobre el clasismo son de Levy Rincón quien reconoce ser bodeguero. Lástima su añeja y dogmática visión de Colombia; peor aún, que exalte tan abiertamente el resentimiento. Critica al Pacto Histórico por haber abandonado a Francia Márquez y responsabiliza a Petro de ese distanciamiento… Agrega que “la izquierda de este país también es clasista y es racista y es homofóbica y es machista”. Anota que una élite intelectual no le permite hablar en foros públicos por falta de estudios. Correa reacciona y le sugiere no generalizar (como Cadahia). La propuesta de Levy contra el clasismo es insuperable: “desclasarse”. Muchos burgueses caleños van a conocer cómo vive la gente en barrios marginales en una especie de safari: “ay, mirá, los pobres comen eso, mirá cómo rumbean, mirá, son más alegres que nosotros”. Aunque se queden a vivir, no duran. Siempre tienen la opción de volver al nido protector.

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Eduardo Sáenz Rovner(7668)08 de agosto de 2025 - 06:48 p. m.
La Cadahia es una bullshitera de marca mayor. Rubio la puso en el lugar adecuado, al lado de un bodeguero.
Germán Cifuentes(4040)07 de agosto de 2025 - 11:33 p. m.
Yo creo que el único intelectual petrista es el exministro Correa. Así debe ser porque Petro lo mismo que el amigo Uribe no toleran las ideas ni las confrontaciones. Ellos están para hacer frases de no más de 130 caracteres. Ahí, en ese espacio cabe todo su pensamiento. No encontraremos a un Edmund Burke en la derecha colombiana ni hay un intelectual, de los que se dicen marxistas, que escriba otros 40 tomos como Lenin.
  • Eduardo Sáenz Rovner(7668)08 de agosto de 2025 - 06:54 p. m.
    De acuerdo. Correa es un intelectual libertario y un gran ejecutor.; en la izquierda él es la antitésis de Petro. En cuanto a la bandola uribista los únicos libros que les gustan son los libros incinerados.
Marcar(6115)07 de agosto de 2025 - 11:25 p. m.
A mi me pareció excelente esta columna, muestra punto a punto lo que toca mirar. Y a quién. Yo a Juan David lo sigo en sus podcast, pero tengo que buscar la del maravilloso director Rubén Mendoza. Siempre es bueno oír y leer a personas inteligentes, y este Rubio siempre lo es.
FERNANDO RAUL MUÑOZ REBOLLEDO(sv6gc)07 de agosto de 2025 - 04:47 p. m.
Don Mauricio: que salpicón de citas tan mal hecho. Es tan brava esta revoltura que me quedó la duda de si Ud. es petrista ó antipetrista?
Atenas (06773)07 de agosto de 2025 - 01:39 p. m.
Ay, Mauro, qué muestrario ese de pequeñitas cosas, cositas, q’ intrascendentes son, con valía sólo en la mísera parroquia de B/tá. Empero, y cierto es, aún quedan unos cuantos, y agradezco a los dioses, q’ capaces pueden ser de revertir, sí se aplican y sin reparar en cómo, el curso de colisión q’ ese Titanic es Colombia hoy. Hay cruciales momentos en la vida en los cuales “A grandes males, grandes remedios”. Ningún otro país sirve de mejor ejemplo q’ USA, cuán se reinventan. Atenas.
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