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Muxes y Mariposas que desafían la narrativa LGBT

Mauricio Rubio
23 de enero de 2025 - 05:05 a. m.
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De las minorías LGBT, la trans es la más estigmatizada por ser la menos entendida. El secreto del río, en Netflix, reduce esa deficiencia y, tal vez, la transfobia asociada a la ignorancia.

Con guión, actores, escenografía y fotografía impecables, sumados al buen suspenso, la serie cuenta la inquebrantable amistad entre dos niños, uno “raro”, “distinto” y matoneado, en un pueblo de Oaxaca donde viven muxes. El término en zapoteco lo explica Lukas Avendaño, de ese colectivo: “es cualquier persona que nació hombre pero que no actúa de manera masculina”. Según la terminología occidental el “travesti o transexual de hombre a mujer” o el “gay muy afeminado” podrían encajar en esa categoría “siempre que haya un fuerte componente de identidad étnica” aclara Pablo Céspedes, un estudioso.

Marinella Miano, antropóloga mexicana con tesis doctoral sobre muxes, anota que “solo las relaciones sexuales entre un muxe y un heterosexual tienen significado. Las relaciones entre muxes o entre un muxe y un hombre gay no tienen sentido, de hecho son inconcebibles”. Ningún muxe dormiría con un hombre homosexual.

“Así me lo trajo Dios”, dicen las madres, pero no como castigo sino como bendición, aclara Lukas. Además, la Iglesia católica se adaptó sabiamente a la tradición de tres géneros, profundamente arraigada en las tradiciones locales. Precisa que “los muxes siempre han tenido un papel importante en la Iglesia católica local”. Por ejemplo, preparan las decoraciones para los oficios religiosos. En Tehuantepec “tienen su propia hermandad dentro de la Iglesia”. Estas realidades no encajan en el discurso activista anticatólico.

La serie resume e ilustra bastante evidencia etnográfica y periodística, pero respalda solo parcialmente la narrativa trans de algunas feministas y activistas LGBT que no han superado a Judith Butler o Michel Foucault. Se quedaron en reflexión teórica pero anticientífica, generalizando experiencias individuales sin el minucioso trabajo de campo requerido para contrastar hipótesis sobre la transfobia y evaluar intervenciones para reducirla sin cambiar el mundo. Y también para los guiones y reportajes de calidad, que siempre dejan más dudas y afán por aprender que certezas.

Bien lejos de la aceptación e inclusión de las muxes, en Colombia Las mariposas del café, un grupo de indígenas trans Emberá que recolectan grano en Santuario, pequeño municipio entre Risaralda y Chocó, tuvieron que escapar muy jóvenes de sus lugares de origen dejando atrás a sus familias. “Ser una wera pa es una condena al destierro, a caminar errante entre pueblos extraños”, anota Sam, una Mariposa. Lamenta la “condena de ser muertas vivientes para los suyos”.

En octubre de 2024, después de un largo proceso legal, las Mariposas por fin recibieron su cédula de ciudadanía con cambio de género. Eso les permitirá tener derechos antes no ejercidos, tan elementales como servicio de salud, comprar un pedazo de tierra o viajar en avión.

Sin embargo, este avance no les garantiza poder reintegrarse a sus comunidades, ni a sus familias. “Volver a sus resguardos no es una opción porque sus paisanos podrían cortarles el cabello, golpearlas o condenarlas al ostracismo”. Cuando Sam se atrevió a visitar a su familia no soportó “las miradas de juicio y las murmuraciones”. La discriminación en su contra llegó al extremo de negarle el “certificado de oriundez” que le hubiese ahorrado esfuerzo para los documentos. Ni siquiera tuvo cédula masculina por falta de registro civil: a su papá “siempre le pareció un trámite tedioso que no servía para mucho”. El activismo LGBT ya debería reconocer que la cultura occidental heteronormativa tan criticada sí protege sus derechos.

La discriminación desde entorno más cercano contra estas personas trans no ha sido sólo pasiva. A principios de 2018 fue noticia la persecución de un grupo de ellas por la Guardia Indígena de su comunidad Emberá. Vinieron al mismo Santuario para “devolverlos y convertirlos de nuevo en hombres” mediante “la permanencia en el cepo y varias horas de trabajo comunitario”. Como habían dejado de ser hermanos, los llamaban primos. Eso no impedía que les pagaran por tener sexo, además sin preservativo. “Los emborrachan, tienen relaciones sexuales con ellos y luego les toman fotos, los degradan, los ridiculizan”. El caso tuvo amplia resonancia. Lena Mucha, antropóloga y fotógrafa alemana, contribuyó a un reportaje en National Geographic. La situación no la asombró pues “la diversidad sexual no es algo inherente a una cultura sino a la humanidad, cada día se visibiliza más a nivel global como muestran los casos de niños ‘trans’ en Estados Unidos, Rusia, Alemania”. Con el rigor de una foto difusa puso en el mismo saco a muxes, Mariposas y adolescentes trans de Europa o EE. UU. En Oaxaca le recordarían que el estatus muxe no se adopta individualmente como identidad subjetiva: es asunto comunitario. En el resguardo Emberá le dirán que eso toca curarlo.

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Ana(q2pty)23 de enero de 2025 - 05:07 p. m.
Exelente columna Sr. Rubio..!
Olegario(51538)23 de enero de 2025 - 04:32 p. m.
"Mariposas", semejante denominación parece una burla bastante ácida. Y yo que creía estúpidamente que los indios, según nos los pintan, eran ejemplo de tolerancia y respeto. Bah!
  • Eduardo(62241)25 de enero de 2025 - 12:36 p. m.
    Así es
  • ANA(11609)23 de enero de 2025 - 05:03 p. m.
    NO SON "INDIOS", son indígenas.
daniel(84992)23 de enero de 2025 - 04:24 p. m.
Cuando Trump despertó, ahí estaban los lgbt+ muxes, mariposas.....
Atenas(06773)23 de enero de 2025 - 12:17 p. m.
Mauro, q’ existan “trans” no puede sorprender, pues es apenas obvio q’ surjan donde haya hombres y mujeres, pero el caso estriba en q’ se las acepte como son en su desvarío. Y uno se las encuentra con cierta frecuencia a lo largo de la vida en la escuela o colegio, universidad y vida laboral, y con una característica adicional, no son violentos per se, y por lo cual ese término, “Mariposas del café”, es el q’ mejor las identifica, q’ vagarosas son y por la vida van sin hacer daño. Atenas.
  • M(87401)24 de enero de 2025 - 12:39 a. m.
    La atenas sabe de que se habla en el articulo, ella ha pasado por lo mismo...
  • Gines(86371)23 de enero de 2025 - 01:41 p. m.
    ¡Ay, atenitas! ¿”vapuliara”? ¡Qué horror! Lo dicho, tu gramática atenitas es un caos total, tu sintaxis, deplorable. ¡Mariposa vagarosa! O muxe, ¿cuál prefieres viejecito mariposón? No sabes cómo sacudirte de las banderillas (que no muletillas, imbécil) que deposito a placer en tu decrépito morrillo. Tu EXTRECHO caletre no puede cogitar nada, por ello, rio (que no sonrío, majareta) a mandíbula batiente con tus rabietas. ¡Sorry, tontico!
  • Atenas(06773)23 de enero de 2025 - 01:21 p. m.
    ¡Ppuuff!, de Yines de P,,,ura pecueca, q’ se hizo la liposucción pa quedar solo en Yines y no darme así papaya a objeto de q’ no lo vapuliara más. Pobre pendejo q’ no sabe qué hacer más allá de anotar sus mismas notitas de siempre. Y confirmado queda q’ es un solemne incapaz de escribir algo de fondo q’ sea de su propia cosecha, y causa de su creciente envidia pa conmigo. Y pesar me da, por lo güe…vón. Atenas.
  • Atenas(06773)23 de enero de 2025 - 01:14 p. m.
    Jajajajaja…vier, a más de soberana pendejada q’ anotaste, qué mano de gazapos gramaticales los tuyos, de comienzo a fin; te señalo el 1º, en este caso la coma vocativa no sigue al sujeto, y ahí te lo dejo de tarea pa q’ aprendas, y del resto, dan ganas de llorar. Atenas.
  • Gines(86371)23 de enero de 2025 - 12:56 p. m.
    ¡Ay, atenitas! Mal la pasas en tu pabellón “USA” del ancianato, Hasta allí llegará el acoso de Trump por los de tu género. cambia de pabellón, escoge el pabellón Grecia, donde las “mariposas del café” son aceptadas. ¿Tu familia ya sabe lo maricón que eres, atenitas? ¿crees que bayly te va a adoptar? ¿Cómo te defines, atenitas, como Muxe o mariposa vagarosa, jajaja? Sorry, escuderito imbécil.
  • Javier(29311)23 de enero de 2025 - 12:52 p. m.
    Atenas, trata de ser políticamente correcto en el comentario a la columna. pero muestra su transfobia al escribir que se debe aceptar a estas personas en su DESVARÍO, como diciendo que sufren un trastorno mental, o que sufren de algo que se sale del orden regular y común de la naturaleza. Me imagino que la orden firmadas por el criminal Trump, que dijo que solo existen dos géneros, hombre y mujer, lo deben tener inmensamente feliz.
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