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La Michelada

San Andrés y Providencia: el mensaje en la botella

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Michelle Arévalo Zuleta
20 de noviembre de 2020 - 03:46 a. m.
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El miedo ha sido el motor del barco que zarpó hacia la coalición. San Andrés, Providencia y Santa Catalina han zucumbido ante la inminente furia de la naturaleza. Y es que aunque pensemos que son hechos aislados, es más la culpa que tenemos que la rabia y tristeza que cargamos como el único equipaje que nos ha quedado en la bolsa de la vida que ahora no tiene ni ropa, ni comida, para nosotros.

Estamos en boca de todos, pero en las manos de nadie. Hemos confiado nuestras vidas en falsos líderes que nos han arrebatado hasta la esperanza, ahora la naturaleza nos recuerda todo lo que nos ha quitado el olvido y como ella con su fuerza vino por lo que quedaba de nosotros.

El huracán nos quitó vidas, nos tumbó los techos y destrozó hogares, nos arrebató el sueño y nos dejó miedo e incertidumbre, pero sobre todo una gran verdad: siempre se nos ha quitado. Nos han robado parte de nuestro mar, la codicia nos quitó carreteras de calidad, la corrupción nos ha privado por años de un buen gobernador, nos han robado la salud y el derecho a un buen hospital, la falta de planeación y la falta de oportunidades, nos ha dejado trabajos informales y rebuscadores profesionales. Pudimos haber estado algo preparados para este choque, pero nuestra casa nunca fue fuerte, ni de calidad, teníamos fugas de agua potable y nos han dejado a la deriva en donde estamos desde que tengo memoria.

Vivimos incomunicados, mandando mensajes en botellas que esperamos algún barco recoja.

No nos han entendido como comunidad, no nos han valorado como territorio y ahora solo nos queda resistir, como se nos enseñó.

Sin embargo, hemos sido fuertes, nuestras venas no cargan sangre, pues es el agua salada lo que nos da vida, es nuestra cultura la que nos diferencia, es nuestra lengua la que nos recuerda que somos únicos, es nuestra manera de seguir nadando la que nos mantiene a flote y hoy en medio del dolor y el caos que nos deja Iota, la verdad también debe salir a flote para gritar nuestra inconformidad.

Pedimos desde el amor y apelando siempre a la solidaridad del resto de colombianos que si tienen mala memoria, aquí estamos los isleños para recordarles que seguimos de pie, que aunque estemos con el agua hasta el cuello las gargantas están secan y si somos hijos de Colombia, es a ella a quien ahora exigimos nos asuma y reconozca, no para sacar pecho de lo lindo que somos, porque si algo sabemos es que nuestra belleza natural no es razón para nublar la vista en la crisis actual.

Iota nos quitó la casa, pero no la fé, los necesitamos a ustedes para reconstruir este hogar que ha sido vuestro tantas veces. Espero encuentren este mensaje y sin importar el día y la hora en que lo lean, envíen ayuda.

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Julio(2346)20 de noviembre de 2020 - 03:19 p. m.
Cuando el huracán Iota se dirigía hacia la destrozada Colombia de Duque cambió de rumbo, creyendo que ya había pasado por aquí. Parece que Duque está compitiendo con los huracanes y el Covid a cuál causa más estragos y escombros, porque tan catastróficos son el glifosato y la deforestación como los huracanes.
  • Julio(2346)20 de noviembre de 2020 - 03:21 p. m.
    Mientras tanto Duque le reza al "mesías", a la virgen de Chiquinquirá y a la divina providencia para que venga en ayuda de San Andrés y Providencia. Pero los isleños no deben preocuparse, pues pronto llegará el Chapulín colorado Duque a salvarlos con bombones, como salvó a los chocoanos. !Alabado sea Duque!
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