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Sumergirnos en el mar, cambiar el piso de baldosa por uno de arena, quitar el techo de cemento y ver el cielo abierto, comer bandeja paisa en un pueblo de Antioquia, tomar lulada en el Valle, o comer empanada de cangrejo en San Andrés. Viajar y reconectarnos con nuestro entorno, nuestro país y nuestra cultura, es el anhelo de muchos, pero el dolor de cabeza de otros. Volver a viajar, por más corto que sea el viaje, por más cerca que esté el destino, es volver a ponernos en movimiento y esto en tiempos de pandemia es todo un reto.
Sin duda el turismo es uno de los sectores económicos más importantes, junto con los viajes, son responsables de casi 11 % de los empleos en todo el mundo, pero es el momento de hacerlo mejor.
Luego de casi seis meses muchos hemos vuelto a viajar, sin embargo, el sector turismo se debate entre el miedo y la necesidad, pues destinos tan importantes como San Andrés, Cartagena, la Guajira, entre otros, dependen en gran parte de este sector. Sin embargo, muchos de estos destinos presentan un porcentaje alto de coronavirus, lo que preocupa a sus habitantes y visitantes.
El temor de muchos se ha vuelto realidad, y es que a pocos días de la reapertura se ven aglomeraciones en playas y sitios turísticos. La reapertura dio una falsa sensación de libertad que ha llevado a las personas a salir, pensando que el virus se ha desvanecido, olvidamos que estamos emergiendo de un período sin precedentes, nunca antes se les había prohibido a tantas personas ir a tantos lugares.
Esa ansiedad, producto de la incertidumbre de no saber con qué nos vamos a encontrar, nos hace resurgir sentimientos que se fueron acomodando en el fondo de nuestros seres, sin embargo, ningún viaje vale la vida de una persona, por lo tanto al hacerlo tenemos una doble responsabilidad, cuidarnos y cuidar a las personas que viven en ese lugar.
El destino ideal en este momento no existe, pero es recomendable buscar aquellos donde el número de casos sea bajo y donde el sistema hospitalario esté adecuado para el manejo de la pandemia. La gente quiere viajar a lugares seguros, donde si se enferma tenga asistencia de alta calidad, hoy más que nunca.
Otro hecho importante que nos ha dejado ver la pandemia, es que sin duda el turismo tradicional no es la mejor hoja de ruta para esta práctica, propuestas como la modificación de la ley de turismo, iniciativa con la que se pretende fomentar la sostenibilidad y la implementación de mecanismos de conservación, protección y aprovechamiento de los atractivos turísticos, marca para el país una nueva forma de hacer turismo que involucra responsabilidad social y ambiental, de lo contario no habremos aprendido nada de esta crisis y volveríamos a sobre explotar la naturaleza y algunas poblaciones con el fin macabro de lucrar a algunos grandes empresarios.
Debemos pensar en la sostenibilidad como eje de la recuperación económica, siendo más amigable con el medioambiente, el compromiso es por parte del gobierno quien regula los entes turísticos, y por parte del turista quien debería apostarle más a ser un anti- turista, buscando sitios apartados de multitudes, pensando en generar el mínimo impacto ambiental.
En cuanto a los lugares que viven en su mayoría del turismo, es el momento de pensar en la diversificación de su economía, el mar puede ser un motor de crecimiento económico más allá del turismo. Recordemos que si bien la reactivación económica es necesaria, se da hoy por necesidad más no por una reducción en los casos de Covid-19.
La sociedad está demandando un turismo distinto. Debemos apuntarle a disfrutar de actividades al aire libre, evitando amontonamientos y favoreciendo la conexión con la naturaleza.
