SI YO FUERA FISCAL GENERAL DE LA Nación me daría pena invocar un artilugio jurídico para ocultar mi incompetencia.
Con un alto grado de cinismo, la Fiscalía General de la Nación calificó los crímenes cometidos por Pablo Escobar como de lesa humanidad. Con esta acción de último minuto quiere evitar que los crímenes cometidos hace veinte años queden finalmente impunes. Algo similar había acontecido hace algunas semanas con la investigación por el asesinato de Luis Carlos Galán. Muchos años han pasado sin que el ente investigador haya sido capaz de cerrar la investigación y acusar a los culpables. Ahora, como por arte de magia, sacan pecho y se muestran orgullosos de la valiente decisión que evitará la impunidad total. ¡Qué impotencia frente al crimen! La ineficiencia de la Fiscalía es el mayor aliado de los bandidos.
Si yo fuera el Ministro del Transporte me daría pena haber sometido a cientos de miles de colombianos a llenar el formulario del RUNT para luego reconocer que el sistema es un desastre y que espera que algún día opere para lo que fue diseñado. ¡Qué impotencia de ministro incapaz de lograr que los contratistas cumplan con el objeto del contrato por el que recibieron miles de millones de pesos! Debería por lo menos señalarlos y sancionarlos pero no se atreve. La ineficiencia del Ministerio es el mayor aliado de la corrupción en el sistema de transporte.
Si yo fuera el Alcalde de Bogotá me daría pena haber roto la única avenida en buen estado de la ciudad (la Boyacá entre calles 134 y 170) mientras en los noticieros de televisión los barrios concursan para ver cuál es el que tiene las calles más rotas de la ciudad. Me daría pena registrar que las cifras de asesinatos aumentan y las estadísticas de robos están disparadas. ¡Qué impotencia de Alcalde incapaz de planear obras según las necesidades prioritarias y cumplir con la obligación de brindar seguridad a la ciudadanía! Su ineficiencia es el mayor aliado del deterioro cada vez más visible de los índices de calidad de vida como lo confirman los estudios y encuestas.
Si yo fuera periodista me daría pena hacerle eco al bocón de Chávez que busca llamar la atención de la prensa insultándonos y amenazándonos. No puede ser que la prensa se deje manipular de una forma de tan burda y evidente. A Chávez hay que tratarlo como un niño malcriado sin ponerle atención pues lo que busca es culpar a otros de la destrucción de su propio país en el que no hay luz, agua ni comida. ¡Qué impotencia la de esta prensa superficial que no es consciente de que el manejo de la información es algo que exige responsabilidad! Su falta de prudencia es el mejor aliado de este payaso que necesita las cámaras para satisfacer su ego y deseo de figuración.
Estas son sólo algunas de las figuras impotentes de nuestro país. Impotentes somos los ciudadanos porque hemos aceptado la mediocridad como norma institucional. Impotentes porque no hay compromiso ni voluntad para enfrentar los problemas y solucionarlos. Impotentes porque como ciudadanos toleramos los males con pasividad. Impotentes porque somos ciudadanos cuyo sentido cívico ha sido castrado.