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En la actualidad, la tecnología penetró todos los aspectos de nuestra vida diaria, desde cómo nos comunicamos hasta cómo nos orientamos en el espacio. En tiempos de conflicto, esta dependencia tecnológica puede resultar especialmente problemática para los civiles, quienes se encuentran atrapados en medio de estrategias militares que interfieren con sus vidas cotidianas. Un ejemplo reciente de esto es el uso de técnicas de spoofing -o engaño- de GPS por Israel para confundir a sus enemigos, Hezbollah y Hamás. Esto afectó tanto a militares como a ciudadanos comunes que dependen de la navegación satelital.
Desde octubre de 2023, la intensidad y la escala del spoofing de GPS alcanzó niveles sin precedentes, y afectó una región que va desde Egipto hasta Turquía. Esta manipulación de señales de ubicación provocó situaciones inusuales y, a menudo, cómicas: usuarios de aplicaciones de citas en Beirut y El Cairo descubren perfiles de personas que, según sus dispositivos, están “cerca” pero que en realidad se encuentran a cientos de kilómetros de distancia. Los capitanes de barcos son desviados en alta mar, los turistas se sienten completamente perdidos y los conductores de Uber y taxis ven cómo sus clientes disminuyen debido a la confusión geográfica.
Estos eventos subrayan nuestra dependencia de la tecnología. En el pasado, si un sistema de navegación fallaba, se podía recurrir a métodos más tradicionales, como los mapas de papel. Hoy, la mayoría de las personas ya no poseen estos recursos o conocimientos, confiando completamente en sus dispositivos electrónicos para moverse por el mundo. Esto significa que cuando las tecnologías como el GPS fallan, ya sea por interferencia deliberada o por causas naturales como una tormenta solar, nos encontramos desorientados y vulnerables.
La situación en el Medio Oriente es un microcosmos de un problema más amplio. En otros conflictos y situaciones de tensión alrededor del mundo, la manipulación tecnológica se ha utilizado de diversas maneras. Por ejemplo, durante las tensiones en el Mar Báltico, se reportaron casos de spoofing de GPS afectando a barcos civiles, que terminaron desviados de sus rutas originales. También, en zonas de conflicto en Ucrania, las interferencias de señales dejaron a poblaciones enteras sin acceso confiable a las telecomunicaciones, aislándolos en momentos críticos.
Este tipo de problemas destaca una paradoja de nuestra era moderna: mientras más dependemos de la tecnología, más vulnerables nos volvemos a sus fallos y manipulaciones. La tecnología trajo innumerables beneficios y ha mejorado la calidad de vida de millones de personas, pero también ha creado nuevas formas de sufrimiento y caos, especialmente en situaciones donde la manipulación de sistemas tecnológicos puede tener consecuencias severas.
Sin embargo, este no es un argumento para rechazar la tecnología por completo. Más bien, es un llamado a una mayor conciencia y preparación. Por ejemplo, en un mundo donde la inteligencia artificial se está volviendo cada vez más sofisticada, podríamos imaginar sistemas que no solo dependen del GPS para la navegación, sino que también sean capaces de identificar señales de spoofing y advertir al usuario de la falta de datos confiables.
No se trata de cancelar la tecnología cada vez que encontramos un inconveniente, sino de adaptarnos y aprender a usarla de manera más inteligente y consciente, considerando siempre los posibles fallos y cómo estos pueden ser mitigados o superados.
Las cosas como son.
*Mookie Tenembaum aborda temas internacionales como este todas las semanas junto a Horacio Cabak en su podcast El Observador Internacional, disponible en todas las plataformas
