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Yo te creo: la deuda que tenemos con las niñas y adolescentes en Colombia

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Natalia Herrera Durán
01 de diciembre de 2025 - 05:05 a. m.
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Tenía unos 9 años. Su rostro estaba cubierto por un pasamontañas fucsia. Solo se alcanzaban a ver sus ojos: despiertos, marrones y almendrados. Sostenía, con ayuda de su madre, una pancarta en la que se leía: “Mi hogar no era seguro porque estabas tú, abuelo”, junto a la foto de un hombre de pelo canoso y cachetes robustos. Como ella había otras niñas, niños y adolescentes, junto a sus abuelas, tías o madres, con mensajes similares. Caminaban sin miedo y sin culpa. Gritaban arengas rabiosas; otras, alegres; a veces solo decían: “A mí sí me creyeron”, y se abrazaban entre sí. La escena sucedió en Ciudad de México. Cuando la presencié recuerdo que me impactó. Me conmovió hasta las lágrimas su coraje y su dignidad. En Colombia nunca he visto un contingente de infancias víctimas de violencia sexual alzando su voz.

Y no es que crea que la violencia sexual hacia las infancias en México sea menos grave que en nuestro país. La Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) advierte que las niñas y adolescentes representan más del 70 % de las víctimas de delitos sexuales reportados en el país y que los agresores están en sus círculos cercanos o familiares. La misma historia que en nuestro país.

Pero algo está pasando para que en Colombia esta violencia no tenga rostro ni acompañamiento. Miles de niñas y adolescentes colombianas siguen llevando solas los impactos de la violencia y los abusos sexuales que han padecido por miedo, vergüenza o, simplemente, porque no les creyeron y las llenaron de culpa. Esas historias se quedan en la esfera privada, dejando un abismo entre el dato oficial y la realidad.

Entonces, a falta de voces, solo nos quedan cifras y estas son cada vez más alarmantes. El más reciente Boletín Estadístico del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), con corte al 30 de septiembre de 2025, revela una tragedia normalizada. De los 42.383 ingresos al Proceso Administrativo de Restablecimiento de Derechos (PARD), la causa número uno es, de lejos, la violencia sexual. Estamos hablando de 15.853 niñas, niños y adolescentes que el Estado tuvo que retirar de sus entornos familiares porque sus cuerpos fueron abusados y violentados sexualmente. Este delito supera hoy al de “omisión o negligencia” (13.359 casos), que históricamente ocupaba el primer lugar.

De esas casi 16.000 víctimas, 13.467 son mujeres. Es decir, el 85 % de las víctimas de violencia sexual son niñas y adolescentes. Los datos por edades muestran, además, que de esas, 9.865 tienen entre 12 y 18 años. Ser adolescente es estar en riesgo extremo. Sin hablar de los 1.549 bebés y niños de entre 0 y 6 años que fueron abusados. Bogotá encabeza la lista con 3.562 casos, seguida por Valle del Cauca (1.582), Cundinamarca (889) y Antioquia (838).

Pero quizás lo más preocupante es que la tendencia empeora. Durante 2023 se registraron 16.946 casos. Hoy, con datos apenas a septiembre de 2025, ya rozamos esa cifra con 15.853 casos, sin que se avizoren salidas de justicia, prevención y reparación de estas vidas.

¿Dónde está la educación sexual integral que incomoda a los más conservadores pero que salva vidas? ¿Dónde están las sanciones a los agresores? ¿Dónde están las respuestas del Estado y las familias a las niñas y adolescentes afectadas? Mientras la política pública se debate en retóricas vacías, la violencia sexual se consolida como la principal amenaza para la infancia en Colombia. Hablar de esto en las casas, calles y recintos públicos es una urgencia ética; por ellas, por las que siguen en silencio.

Natalia Herrera Durán

Por Natalia Herrera Durán

Periodista de Investigación. Trabajó en El Espectador desde el año 2010 y durante 15 años. Le interesan los temas sociales y de denuncia.@Natal1aHnataliaherrera06@gmail.com
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CiudadanaColombiana(ipwmh)01 de diciembre de 2025 - 11:31 p. m.
Todo bien con visibilizar este problema tan grave para el género femenino. Pero y los hombre? Como mujer me parece que deberíamos sensibilizaros con el independiente del género. La misma columnista dice al comienzo niñas y niños y limita el título al género femenino. Cuando hablemos de NiÑOS? Son niños y niñas, como se sentirán esos nenes siendo también ignorados por su genero, es súper injusto, los niños han sido también protagonistas de casos aberrantes. Esto no es también equidad?
angela gómez Suárez(622)01 de diciembre de 2025 - 03:41 p. m.
Antiguamente ( hasta hace 70 años) la divulgación de los valores éticos y morales ,no eran solo labor del Estado.Toda la sociedad se consideraba común y solidaria en ese objetivo.Pero hoy en el siglo XXI ,los medios que se dicen son voceros de los colombianos ,están dedicados a pregonar la promiscuidad ,las audacias de los vivos.Hoy los espacios dedicados a llevar cultura ,valores éticos ,fueron totalmente eliminados.
Lasmoiras(20wln)01 de diciembre de 2025 - 01:44 p. m.
y la violencia sexual en bogotá hacia NNA va en aumento desde 2020 :( segun las estadísticas
Maria Eugenia Velez Velez(56068)01 de diciembre de 2025 - 01:01 p. m.
Hay un retrazo histórico en defensa de la mujer,llegamos tarde a ser ciudadanas y no hemos llegado a dejar de ser objeto de los deseos del varón.
Atenas (06773)01 de diciembre de 2025 - 10:30 a. m.
Nata, estás en lo cierto con ese “Yo acuso” de la execrable violencia contra las mujeres sin importar edad o entorno, un craso ejemplo lo tenemos en el q’ irradia desde la Casa de Nariño, de el narcopresidente hacia abajo y ahí no queda títere sin cabeza como ese bellaco de H. Morris, el de RTVC o RTCV, da lo mismo pa ese mísero lugar en el q’ la presentadora es una “fémina” y cursi opinadora de EE, sin solidaridad de género a efectos de no perder su teta con el Estado.¡Y así, cómo! Atenas.
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