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Adiós a las alpargatas

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Nicolás Rodríguez
16 de mayo de 2015 - 03:32 a. m.
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ANTE EL FIN DEL GLIFOSATO VALE LA pena recordar a Jorge Bejarano, el reputado médico liberal de la primera mitad del siglo XX.

Catedrático, conferencista, columnista de El Tiempo, ministro, autoridad indiscutida en el tema de la higiene que tanto trasnochaba a Gaitán, presidente de la celebrada Cruz Roja que llega a sus 100 años por estos días: Bejarano encarnaba la modernidad.
 
En su mensaje de amor paternal por la niñez y la mujer venía encapsulado un proyecto civilizatorio. Las brigadas infantiles de la Cruz Roja, con sus niños en fila india recién peinados y con banderas, parecen ejércitos de pequeños cruzados. La ciencia pregonada ponía vacunas pero dictaba criterios morales de comportamiento. Como la suciedad era un peligro, la gente sucia era peligrosa. El pueblo era como un niño que tocaba limpiar, cultivar, nutrir, vestir y por supuesto urbanizar. La palabra era “rehabilitar”. El pueblo era una raza y las razas había que mejorarlas.  
   
Como flamante ministro de Higiene aprovechó el bogotazo para prohibir la chicha, que porque embrutecía y era la prueba última de salvajismo (de la cerveza, tan industrial, decía en cambio que era “pan líquido”). A su cruzada contra los vicios le agregó el repudio hacia la coca. En la página web de la infame Oficina Contra la Droga y el Crimen de la ONU publicaron sus observaciones sobre “el hábito de la coca” en los indígenas. Entre otras delicadezas dignas de su época, la estrella científica del Partido Liberal certificó que el uso de la coca creaba “aberraciones sexuales” como la “homosexualidad y la bestialidad”.
 
Así pensaba el abanderado del progreso mucho antes de que otras élites políticas, también decididas a sacarnos del atraso y la ignorancia, permitieran que se rociara con glifosato los mismos campos de coca que tanto le preocupaban al presidente de la Cruz Roja. La era del glifosato era inevitable. La modernidad higienista sigue ahí, impune, en la cabeza de personas como el procurador.
 

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