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Así quedó registrado en Noticias Caracol, hace un par de años: “Vamos a decir la verdad … Pero no es la verdad que quiere oír otra persona, es la verdad mía. Con el honor de mi familia y del Ejército nadie juega. Soy inocente”.
Esas eran las palabras con voz quebrada de Henry Torres Escalante, comandante de la Brigada 16. El mismo que ahora aceptó ante la JEP y los familiares de las víctimas de falsos positivos su responsabilidad. Sobre las “atrocidades”, como él mismo las llama, agregó: “Yo tenía el poder de haberlas parado y no lo hice … facilité, premié y estimulé que se siguieran cometiendo”.
Para algunos de los familiares presentes durante la audiencia de reconocimiento de la verdad para el subcaso Casanare, no solo falta información sino que además es falsa la contrición del militar. Como lo expresó Yohana Torres, hija y hermana de Daniel Torres Arciniegas y Roque Julio Torres, asesinados en 2007: “Usted aquí no está por voluntad propia”.
Si el cinismo dio paso a un arrepentimiento interesado u honesto, es difícil saberlo. Tampoco parecería algo que deba ser decidido por fuera de la órbita de los familiares implicados. Sin embargo, es gracias a estas audiencias, con sus testigos, puesta en escena y testimonios, que se legitiman verdades.
Como parte de la justicia transicional, avanza la JEP.
La misma justicia que el Centro Democrático trató de torpedear con las objeciones que Uribe propuso y Duque intentó tramitar sin ninguna suerte. Ante la audiencia de Casanare, Uribe salió de su silencio. En el punto 8 de su comunicado publicado en redes sociales y titulado “General Torres Escalante y otros, el Casanare”, se lee: “El diseño de la JEP estimula, en aras de la libertad, a reconocer incluso delitos no cometidos”.
Ante el avance, entonces, un retroceso seguido de un salto para atrás: “Este diseño”, escribió Uribe, “también facilita presentar como inocentes a quienes estaban delinquiendo, así sus familias no lo supieran”.
