Antes consideraba que la seguridad privada era un tema de mercenarios. Por supuesto, es fácil despotricar de toda acción violenta protagonizada por un grupo de pistoleros a sueldo. El asesinato del presidente de Haití es un ejemplo entre muchos. La participación de soldados colombianos retirados fue objeto de justas recriminaciones. No era para menos, pero las circunstancias en que fueron contratados llevan a problematizar la idea misma del mercenario. Por encima de este pobre diablo dramatizado, lo que hay es un mercado en el que se compran fuerzas y diversas empresas ofrecen sus servicios con logos e identidades corporativas.
El...
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