De la futurista economía naranja a las iglesias y las asociaciones de padres

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Nicolás Rodríguez
05 de julio de 2019 - 07:38 p. m.
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Solo el ganado genera algo de dinero, les explica Efraín Silva a los periodistas de The Economist que escribieron sobre la producción de cocaína en Colombia. Y eso porque tiene patas. Los aguacates no; el cacao tampoco.

Una forma más silvestre de decir, por quincuagésima vez, que en las zonas apartadas del país solo la coca da. Esto lo saben los campesinos y colonos mejor que nadie. Lo repiten los periodistas que los entrevistan. Lo han argumentado según conveniencia los políticos, incluido el expresidente Uribe, que alguna vez propuso que el Estado debía encargarse de comprar la coca procesada. Pero lo omite olímpicamente el Gobierno del presidente Duque.

El artículo de la revista da en el clavo en casi todo lo que informa. Es cierto que la presión gringa no menguará; que la coca creció como efecto inesperado de las negociaciones de paz; que el glifosato, trancado en buena hora por la Corte Constitucional, es ineficaz y costoso; que la erradicación manual, además, supone volver a una tensión potencialmente violenta entre el Ejército y los cultivadores.

Se le acaban las opciones al Gobierno y sin embargo cuán falso es que la situación con la coca le sea enteramente problemática al presidente Duque, como mal afirma la revista. Si algo ha quedado claro de su viejísima política antidrogas (“Ruta futuro”) es que el presidente Duque se decidió por sacarle jugo político a un problema de seguridad alimenticia.

Ese fue el cálculo, desde el principio, de los genios del emprendimiento que lo asesoran. La pretendida modernidad de la economía naranja reposa en un populismo vergonzante que acude a las iglesias y las asociaciones de padres para legitimar sus políticas. En vez de comprometerse con los Efraínes Silvas del país, cuyos aguacates y cacaos tampoco tienen patas para caminar por las inexistentes carreteras, el Gobierno lanzó una cruzada moral contra las drogas y el consumo a punta de sermones tipo “la drogadicción no puede ser una opción”.

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