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Desde abajo

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Nicolás Rodríguez
17 de junio de 2023 - 02:05 a. m.
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Por abajo, los perros y demás amigos de la búsqueda. Por arriba, la mirada aérea participó en el rescate de los niños perdidos en la selva tras el accidente de la avioneta en la que viajaban. Según un registro periodístico, dos helicópteros Black Hawk y nueve aeronaves más sobrevolaron la zona.

Más allá de la buena noticia que supone el encuentro con los cuatro menores de edad y su capacidad para sobrevivir en la selva, llama la atención el trabajo colectivo entre ejército e indígenas. Por supuesto, no es la primera vez que los también considerados “locales” ofrecen su conocimiento del territorio. Tampoco es nueva la propensión de quienes miramos desde lejos a negarlo.

Exploradores europeos, científicos, escritores de viajes, narradores de sus memorias por la selva, periodistas, administradores de la época colonial y misioneros tienen en común la disposición para ningunear el saber de quienes tanto les ayudaron a mapear e identificar.

Hoy, sin el conocimiento local de los indígenas no habría noticia de última hora.

La exitosa Operación Esperanza lanzada para dar con el paradero de los niños contrasta con las violentas ideas de antaño. Las que no quisiéramos recordar. El Plan Patriota de la administración del expresidente Uribe, por ejemplo. Y toda la guerra contra el sur de Colombia.

Viene al caso, entonces, la tracalada de glifosato del Plan Colombia y el empuje contrainsurgente de los gringos con ayuda de los colombianos de la época. La mirada aérea que imperó durante más de una década. Los ojos de los contratistas bien pagos y su guerra impune contra la misma selva que ahora celebramos con tintes colonialistas como mágica y todopoderosa.

En esta ocasión, sin embargo, hasta el yagé fue reconocido como parte de lo que ayudó a encontrar a quienes estaban perdidos. La mirada desde abajo se impuso. Para los cultivos de coca y desde el aire, a vuelo de avioneta y guerra química, la historia fue otra.

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Luis(56775)17 de junio de 2023 - 05:18 p. m.
De pequeño (60s - 70s) tengo en la memoria, “mucho indio”, para referirse a alguien que hacía cosas equivocadas y/o incorrectas. De ahí tanto desdén. Ese cuento de la gente bien (cuanta cantidad de “gente bien”, se encuentran enchiquerados por no ser gente buena.
Lola(15127)17 de junio de 2023 - 04:50 p. m.
¿Por qué tanta sorpresa ante el trabajo conjunto de militares e indígenas?¿ No debería ser siempre así? He visto muchos indígenas que son militares. ¿Cuándo se acabará ese complejo de los colombianos que creen que lo indígena es lo peor? ¿Quién nos inculcó eso? ¿Los españoles?
juan(9371)17 de junio de 2023 - 02:20 p. m.
En este caso de los niños perdidos en el Caquetá sí que sale el trillado : " El pueblo unido, jamás será vencido" .
Jesús(0u41y)17 de junio de 2023 - 12:51 p. m.
Soy creyente, tenía la esperanza, trabajaron en equipo coordinadamente, no existió la crítica, se usó la tecnología avanzada pero, también la cultura ancestral. Nos queda un ejemplo para retomar en nuestros quehaceres.
Jorge(18765)17 de junio de 2023 - 12:27 p. m.
Gracias, muy buen artículo.
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