El árbol de la justicia transicional

Arrancaron anunciando una marcha multitudinaria por la supuesta persecución política del hermano del expresidente, pasaron a comitiva con cartelitos de papel y terminaron en un plantón de asesores de congresistas y periodistas obligados a cubrir un movimiento de escoltas quietos.

Una versión triste de la primavera árabe. Un plantón tipo bonsái: pequeño, sin raíces y ornamental.

Para fortuna de los damnificados por este otoño uribista la justicia transicional hará crecer jardines donde quiera que haya maleza. Esa es la apuesta. Ya el ex ministro Palacios acusado por la yidispolítica se votó al agua purificadora del posconflicto para retirarse casi que de inmediato. Le salieron al paso muchos críticos que no entienden, con mucha razón, la relación entre una cosa y la otra. Pero quedó claro que entre los opositores del gobierno de Santos y su política de paz es bienvenida algún tipo de ayuda. Un abono.

La reconciliación, que llaman, tiene entonces su lado práctico. No todo es etéreo y místico. Antes del abrazo fraternal y duradero pueden promoverse otros gestos. El problema con la justicia transicional, sin embargo, es que tiene cuatro ramas: la reparación, la no repetición, la justicia y la verdad. Y que unas son más flexibles que otras.

La ministra de educación tiene que reconsiderar, por ejemplo, el balígrafo, que es una idea bastante literal de lo que podría ser la reparación, en este caso simbólica. Regalar un esfero hecho con balas usadas quizás sea una metáfora muy profunda del posconflicto, como la escopetarra, pero también parece un souvenir del ministerio de la defensa para regalar en espacios diplomáticos. Una chiva del terror.

Además de la reparación y la no repetición, que ya son bien difíciles de lograr, la justicia depende de la verdad. Dicho de otra manera: la justicia en la justicia transicional se ajusta a los parámetros e interpretaciones que se quiera si y sólo si hay algún cuidado por el cultivo y la protección de la verdad (o si se quiere, preferiblemente: las verdades). Aceptar crímenes cometidos o proveer información verificable sobre la participación en hechos derivados del conflicto es una condición para subirse al árbol de la justicia transicional.