Bienvenida la nominación al Premio Nobel de la Paz. Uno más.
Que el aplauso provenga de un diputado ecologista noruego, como lo tituló la prensa, parecería aún más meritorio. Con la paz todos estamos. Y si la palmadita proviene de un verde histórico, en épocas de ecología política, mejor aún.
Bastante se ha esforzado el presidente para ligar lo uno con lo otro. A veces, sin fundamento, como cuando pasa de Palestina y las raíces históricas de su conflicto con Israel a las migraciones por el cambio climático. En otras ocasiones, con mucha razón, como cuando insiste en la responsabilidad económica que tiene el norte en la reparación...
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