La idea es aparentemente sencilla. El sentido común se impone. Llegaron los narcos (de la nada, como una tsunami), el crimen se organizó, las cárceles se convirtieron en una universidad del delito y se dispararon los índices de homicidios. La política, tras el asesinato de un candidato presidencial, cambió para siempre. Es más, seis detenidos de nacionalidad colombiana estarían involucrados en el asesinato de Fernando Villavicencio. En fin, Ecuador se colombianizó.
Otros países igualmente asediados por el narcotráfico han hecho uso de la comparación. México se colombianizó. Argentina se colombianizó. Brasil igual. Hasta El Salvador...
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