Promotores y críticos de la paz total del Gobierno de Gustavo Petro caen en exageraciones innecesarias que hacen difícil que se entienda lo que se quiere hacer y lo que está en juego.
Del lado de la administración se abusa de la supuesta novedad de lo que pretenden impulsar.
Cuando los defensores oficiales de la política de paz de Petro insisten en que estamos ante un cambio de paradigma absoluto, es más lo que confunden que lo que entusiasman. Pues no es cierto.
Sin hacer cumplir lo pactado en La Habana no solo no habrá paz total sino que no habrá paz de ningún tipo.
Tampoco son convincentes algunos de los argumentos críticos que...
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