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La política del pesar

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Nicolás Rodríguez
27 de noviembre de 2010 - 05:10 a. m.
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AL PASO DE LOS INVIERNOS YA ES costumbre que los políticos de turno saquen a relucir una cifra de dinero para demostrar que estuvieron ahí, pendientes, sinceramente afligidos por la tragedia de los afectados.

Las lluvias llegan, los ríos se desbordan, las personas más pobres pierden sus casas y los políticos, con igual periodicidad, irrumpen en las noticias pidiendo solidaridad. Muy poco cambia en el formato de la tragicomedia.

En esta ocasión, sin embargo, con el que ya es considerado el peor invierno en la historia, la vieja fórmula de la compasión, que pensábamos excepcional, acaba de ser ascendida a modus operandi por el Ministro del Interior, la esposa del Presidente y su campaña “Colombia Humanitaria”. “Muchos compatriotas están sufriendo y están sufriendo mucho, ayudémosles a que sufran menos” se le escuchó decir a un conmovido Juan Manuel Santos en apoyo a la que parece ser, entonces, la respuesta institucional del Gobierno frente a una tragedia que, como las que están por venir, estaba cantada.

Ahora bien, nadie niega que la empatía sea importante para las víctimas. Con seguridad que el lenguaje de la compasión dará algunos resultados. Pero más allá de esta auténtica política del pesar, que agrupa y genera un consenso, la lógica misma de la intervención humanitaria lleva a que la compasión substituya al derecho y a que a los damnificados se les intercambie la caridad por lo adquirido.

Y así, por esa misma vía, ya no hablamos de pobreza o inequidad, ni siquiera de justicia social. Porque de hacerlo llegarían los desacuerdos y junto con éstos, también, el fin de la misericordia. No es por nada que a las víctimas, salvo que formen parte de los gremios, para hacerse escuchar les sea preciso acudir a la emoción, nunca a la razón (y menos a la movilización). No hay, pues, espacio para reivindicaciones, todo está dado para los lamentos.

Justamente por ello incomoda que la primera dama, que bien podría dedicar sus capacidades a una política de largo aliento, asuma el rol, bastante obvio, de la mujer que promueve los buenos sentimientos y cuida de las emociones.

 

nicolasidarraga@gmail.com

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