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Lo único que le faltaba al petrismo después de Benedetti era la llegada de un pastor. En este caso, además, sin una congregación de fieles interesada en sus posiciones espirituales.
Lo que sí parecería que puede aportar el nuevo jefe de gabinete, Alfredo Saade, son discursos incendiarios y un buen rating en los consejos televisados de ministros (además de operatividad electoral en la costa Caribe).
Del pastor Saade se sabe que antes de convertirse al petrismo militó en otras creencias políticas. Se acercó sin éxito para pedir un aval ante el Dios del Centro Democrático. Cambio Radical fue alguna vez su credo. Cuando le preguntaron que en qué momento le llegó la epifanía y se decidió por un nuevo camino algo así respondió: “Jesucristo en la calle era lo que hace Gustavo Petro”.
No tendrá rebaño, pero tiene señor.
Las cristianas salidas de Saade en temas varios son ahora mismo objeto de escrutinio y franca estupefacción. No hace mucho se tiró esta exhortación: “Mientras no se pongan los pantalones y cierren un medio de comunicación tradicional (…) seguirán mintiendo y manipulando”. En ese entonces no quedó claro a qué medio de comunicación se refería pero el mensaje –la homilía– fue bastante explícita: “El exceso de democracia también perjudica al gobierno Petro”.
Sobre el Congreso, y como reposado y conciliador aporte, esta predicación: “Nada más democrático que cerrar el Congreso”. Y, como era de esperarse en un cruzado tan inclinado por dar la batalla, pide abiertamente la constituyente que Petro tantas veces desestimó. Ya que la resurrección sigue siendo un mito religioso, como mínimo la reelección. “Constituyente ya. Reelección ya. Levántate poder popular”...
Para todos los que nos hemos identificado con algunas de las ideas del progresismo que encarna la Colombia Humana, no llega como jefe de Ministros con el poder para manejar y poner agenda ni un pastor, ni un religioso. Mucho menos un polemista, que es como se le ha dibujado. Llega otro politiquero.
