Publicidad

Los grises del No

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Nicolás Rodríguez
27 de agosto de 2016 - 04:44 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

En materia de críticas al proceso de paz hay posiciones frustrantes, cínicas, abiertamente mentirosas, y después están los Herbin Hoyos.

Es frustrante que José Miguel Vivanco, el director de Human Rights Watch, opine a nivel internacional que el acuerdo alcanzado es grotesco desde el punto de vista de la desproporcionalidad entre los delitos cometidos y las futuras sanciones. Por tratarse de una autoridad en el tema, que además carece de partido político (o que milita en los derechos humanos), sus palabras no pueden ser obviadas.

Es cínico que quienes defendieron anteriores procesos de paz (en los que las víctimas y su reparación ni siquiera eran parte del diccionario político de la reconciliación) se les crucen ahora a los avances con las Farc enarbolando la bandera de la impunidad. En su momento, ante las críticas que le hizo Vivanco a la política de seguridad democrática, Uribe no lo bajó de auxiliador del terrorismo y defensor de la guerrilla. Hoy los uribistas acuden a las palabras de Vivanco.

Es de mentirosos permanentes falsear la información, alterar las imágenes, descontextualizar las opiniones. Por oficio, como varios senadores del Centro Democrático. O por estrategia, que acaso sea lo mismo. Ante los “enemigos de la paz” (la expresión es de Humberto de la Calle) que mienten deliberadamente en redes sociales, la única salida es revertir la mentira puesta a andar con una o varias verdades. En guerra sucia las aclaraciones son desinfectantes.

Y está Herbin Hoyos, cuyas Voces del secuestro tampoco pueden ser acalladas con la misma facilidad con que se le cambia la frecuencia al radio tan pronto aparece Paloma Valencia. El trabajo de Hoyos en favor de los secuestrados es una parte valiosa de la memoria histórica del conflicto armado. Es una pena que el arsenal de experiencias que anidan en su trabajo periodístico sea un motivo personal de oposición a la paz, pero esa no es razón suficiente para invalidar su doloroso contenido.

Conoce más

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.