Pocos escritores nos advirtieron tanto sobre las trampas éticas inherentes a la guerra vista a través de imágenes como Susan Sontag. En su colección de ensayos de finales de los 70 sobre la fotografía, “la forma más irresistible de contaminación visual”, predijo el consumismo estético al que nos hemos vuelto adictos. Si no hay foto, no hubo experiencia. También ahondó Sontag en la capacidad de este medio para engañar, para tornarse propagandístico.
Mirar el dolor de los demás fue una de las actividades que mejor problematizó en uno de sus libros, publicado en 2003. “Las fotografías de una atrocidad pueden dar lugar a respuestas...
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