Prevención, acción... y oportunismo

La emergencia propiciada por el coronavirus quizás sea una gran oportunidad para el presidente Duque y sus entristecidos índices de favorabilidad. Más de uno ya anuncia que este es, por fin, el mandatario al que Uribe no le permitía gobernar.

Pues bien, uno de los decretos presidenciales para el manejo de la crisis prácticamente equiparó a los trabajadores de la salud con oficiales de la reserva del Ejército. En tono de orden militar, el decreto anunció que, de ser llamados a prestar servicio, los encargados de la salud debían estar disponibles, preparados y listos.

No muy lejos cayó la circular del Ministerio del Interior, que ya revisaron, en la que suspendían actividades presenciales de consulta previa, pero habilitaban las virtuales. Indígenas y afrodescendientes lidiando con la amenaza del coronavirus, las restricciones alimenticias y la presencia de grupos armados ilegales en sus territorios debían reconsiderar seriamente sus problemas de conectividad e infraestructura para acceder a internet.

Del Ministerio de Justicia se esperaba un decreto para evitar el contagio masivo en las cárceles. Lo que presentaron, sin embargo, no promete ningún alivio. Antes todo lo contrario. La cifra de personas que saldrán de la cárcel es baja y la velocidad en que lo harán es lenta. No parece haber conciencia alguna de la situación de hacinamiento en que malviven los presos colombianos.

Y para que no se diga que en realidad estamos ante un problema de liderazgo, el Gobierno se empeña en continuar con la erradicación forzada de coca.

Desde Bogotá pensarán que no hay mejor momento que el de una cuarentena para intensificar los operativos. En vez de garantizar la salud y la seguridad alimentaria de los campesinos, crecen las denuncias ciudadanas por excesos de fuerza y no para prevenir el asesinato de líderes sociales.

Lejos del programa Prevención y acción en el que Duque transmite sus aciertos, se acumulan también las salidas en falso, la improvisación y el oportunismo.