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Salvar patria

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Nicolás Rodríguez
13 de diciembre de 2014 - 12:16 a. m.
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Recién ocurrieron los hechos del Palacio de Justicia, varias cartas de apoyo llegaron a la presidencia de Belisario Betancur.

Uno que otro lagarto aprovechó la ocasión para decirse amigo y escribir con melosa voz entrecortada. Pero en general primó la solidaridad nacional e internacional.

El lenguaje de la época marca un contraste con los términos en los que nos referimos hoy a los eventos. Entre los que se tomaron la molestia de escribirle al propio presidente, las palabras “patria”, “apátrida” y “patriótico” son frecuentes.

La narrativa más común de esta época ayudó a que se constituyera una suerte de memoria de la salvación, parecida a la que el historiador Steve Stern ha descrito para el caso de los militares chilenos y sus familiares durante la dictadura. La idea es que no había de otra. Los militares estaban en la obligación de salvar la patria.

Años después, otra memoria rompió el relato anterior para que fueran incluidos los desaparecidos por la retoma del ejército. La reacción de algunos comentaristas, sin embargo, sigue atada a la memoria de salvación en la que los militares debían hacer lo que tuvieran que hacer. Como con Pinochet.

Colombia nunca vivió la intensidad de las dictaduras de Brasil, Chile, Argentina o Uruguay, pero hubo tortura y persecución. La Corte Interamericana de Derechos Humanos no puede hacer nada para mejorar nuestra capacidad de autocrítica (ahí están los gringos mostrando sin pudor alguno cómo torturaba la CIA) si el país persiste en indignarse porque fue declarado culpable ante una instancia internacional. Lo que es parroquial.

O porque la defensa no fue suficiente. Lo que es negacionista. O porque se perdió mucho dinero. Lo que es cínico.

Los tiempos cambian y el peso moral de las categorías también. Los desaparecidos son una realidad más allá de cualquier consideración jurídica. Al margen de la responsabilidad del M-19, que mal que bien fue una organización ilegal, en Colombia se practicó la guerra sucia.

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