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Somos más machos nosotros

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Nicolás Rodríguez
31 de diciembre de 2021 - 05:30 a. m.
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No es tan evidente como parece el pequeño gran escándalo en el que se encuentra el gobierno de Duque con el tema de la captura de Otoniel.

Yo me entregué, afirmó Otoniel ante el capítulo de la JEP dedicado a Urabá. Y todo el combo reaccionó.

El ministro de Defensa salió a desmentirlo. Nos recordó la Operación Osiris, los anillos de seguridad, la infantil idea de “el peor narcotraficante de la historia del siglo XXI” (después de todo, es la misma administración de la campaña tipo Netflix de “los símbolos del mal”).

En el Ejército y la Policía insistieron en la narrativa de una captura por sobre la de una entrega. Otros gritaron sus enérgicos gestos de rechazo.

Bien mirado, entre tanto, el propio Otoniel reconoció que se entregó para que no lo mataran.

Como quien dice que el operativo, los anillos, las carteleras de colegio y todo lo demás fueron efectivos. Sin embargo, claramente el honor de nuestro aparato de defensa se dio por ofendido.

En juego quedó la cantidad de testosterona con que se concibe la política de seguridad.

Los marcos interpretativos de la estrategia de seguridad, reducidos a la escala de valores que va de los malos a los muy malos (y los horriblemente malos), quizá expliquen la colegial reacción de Duque.

En su aparición para desmentir a Otoniel, Duque lo equiparó a una “sabandija”.

Un lenguaje cercano al mundo de las fábulas para niños que el Ministerio de Defensa nos impone. Pero con repercusiones en la vida adulta de los ciudadanos, las instituciones y la democracia colombiana.

El presidente de Colombia reiteró, como ya es costumbre en la guerra colombiana, que estamos en el Serengueti. “Lo veníamos cazando”, dijo Duque, cual rey de España persiguiendo elefantes.

¿Y cuál es el problema con que Otoniel se haya entregado en vez de capturarlo? ¿A qué le temen?

La política de seguridad depende demasiado del frágil ego masculino de Duque y sus amigos.

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Miguel(78770)03 de enero de 2022 - 06:26 a. m.
Solo en este país sucede q el oposicionismo le cree mas a un narcoterrorista tan criminal enemigo del país como alias Otoniel q al Presidente de un gobierno legitimo. Eso ya indica cierta complicidad con el centro crimen q debe ser rechazada por la opinión democrática
Rubén(63027)03 de enero de 2022 - 02:28 a. m.
Los ñeñeuribistas le temen a que les pidan cuentas por la recompensa que ofrecían por Otoniel...a quíén se la entregaron, y como los policías, el ministro y el porcino se la repartieron ???
Harolt(4566)02 de enero de 2022 - 05:20 a. m.
La nueva especie animal PORCÍNICO (sus scrofa impudens) se asemeja al cerdo (sus scrofa domestica) solamente en su apariencia. El porcínico es una cruza de parásito y depredador cuyas principales características son el camuflaje, el mimetismo y la pose. Es un feroz asesino aunque se comporte como bufón para despistar. Engaña en principio, pero quienes han sufrido sus ataques lo reconocen facilment
ANA(11609)01 de enero de 2022 - 05:45 p. m.
Me alegró escuchar a Otoniel, confesando lo que ya sabíamos. Esa sonrisa no era gratuita. ¿A qué le temen duque y los del ejercito? Pues a que los acusen de ineptos y los veamos tal como son: una partida de mentirosos.
Domingo(21374)01 de enero de 2022 - 05:10 p. m.
El Granuja del títere y su secuaz, el iluso narco aportante a sus arcas de la campaña presidencial, confió para entregarse al gobierno y acogerse a beneficios, pero el Bribón de la marioneta y su zancadillero cuerpo armado, le hicieron la jugadita chueca, cual igual gánsteres se quedaran con la plata de la recompensa, 3 mil millones de pesos, por la plata baila el perro. AJua,
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