Ante los derechos humanos, la Constitución y la Biblia, todas las vidas valen lo mismo. En Colombia, sin embargo, eso hoy por hoy no es así. Y rara vez lo ha sido.
La ministra del Interior pide que, así como chillamos (el término lo puso ella) por los asesinatos de líderes sociales, lo hagamos por las personas que pierden la vida durante los atracos en los que les roban sus celulares. Es que son más y nadie los defiende. Vale.
La comparación carece de presentación alguna, pero eso no es nuevo en la ministra. En esta oportunidad, para empeorarlo todo, su soberbia actitud fue asumida en Putumayo, durante un...
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