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Una cumbre para el ego

Nicolás Rodríguez

28 de junio de 2025 - 12:05 a. m.
“Europa pagará en GRANDE, así en mayúsculas como le gusta al papi (que fue como lo llamó Rutte)”: Nicolás Rodríguez
Foto: EFE - ROBIN VAN LONKHUIJSEN

No había arrancado la faena del agente naranja en La Haya cuando Mark Rutte, el secretario general de la OTAN ya lo estaba felicitando por lo hecho en Irán. El mensaje que le envió el neerlandés a Trump mientras este volaba y que fue publicado en redes sociales, es una mezcla extraña de ingeniería oral neerlandesa.

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Por un lado la zalamería: gracias por lo de Irán, fue realmente extraordinario. Y se refería Rutte, hay que repetirlo, a bombardear un país que hasta la fecha nunca dio pruebas de querer pasar seriamente al arma nuclear (pero ahora con seguridad lo estará considerando).

Por el otro, el cortejo igualmente rastrero pero en tono trumpista: viajas a otra victoria, has conseguido lo que ningún otro presidente de los Estados Unidos, Europa pagará en GRANDE, así en mayúsculas como le gusta al papi (que fue como lo llamó Rutte durante una entrevista en la que Trump reducía el conflicto la guerra entre Israel e Irán a un juego de niños mal comportados).

Semejante arrastrada surtió sus efectos. Son 32 de los países que firmaron oficialmente una declaración en la que se comprometen a elevar el gasto en defensa al 5 % del PIB de acá al 2035. Luego ya muchos analistas indican que el propósito último de cortejar a Trump para que Estados Unidos no se retire de la alianza transatlántica se cumplió.

Humillación e hipocresía aparte, como lo escribió un columnista en The Guardian, los problemas básicos que aquejan a la Unión Europea persisten. La guerra en Ucrania, para retomar un ejemplo obvio, no tuvo la relevancia que se le dio a la necesidad de mantener contento y ocupado el ego de Trump. Tan volátil es su necesidad de ser celebrado, que algunos plantean que la diplomática ocasión tardó menos de lo que debía para que no cambiase de parecer. El miedo europeo a una posible pataleta

En fin, un triste adiós al multilateralismo.

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