UPJ: lo único permanente es la injusticia

La UPJ quiere decir Unidad Permanente de Justicia, pero tiene varios tipos significados. Depende de la víctima.

Algunas pocas personas que tienen la mala fortuna de terminar la noche en una UPJ lo convierten en una experiencia literaria, un cuento, una historieta ilustrada, una crónica Soho. Por lo general, queda el recuerdo de un mal momento que ya pasó. Una anécdota para contar entre amigos. Con el tiempo, algo divertido. Exótico.

Es sabido de tiempo atrás que la Policía no es un ningún rosario de amabilidades a la hora de lidiar con personas “en alto de grado de excitación”. Para los que ingresan ocasionalmente a la UPJ y no la pasan tan bien como para salir a narrar su historia en comidas y reuniones familiares, queda la posibilidad de unirse a las voces que piden que el espíritu de la unidad sea reformulado. Más y mejores unidades, dijéramos, y menos abusos como los que se registraron recientemente en video.

Para la mayoría, entre tanto, la UPJ es un centro de limpieza social que funciona legalmente y que no va a cambiar con “más inversión”, como lo pretende el secretario de Seguridad. Para los habitantes de calle o los consumidores de basuco lo único que cobra sentido en las siglas de la UPJ es lo de permanente: entran y salen una y otra vez a espacios en donde el frío es el mismo y la cara reprobadora e higienista de las autoridades también. Más y mejores instalaciones quizás ayuden a monitorear a la Policía. Disminuirá el hacinamiento, también, pero no puede haber justicia en una unidad como esa.

Finalmente, están los habitantes de Bogotá que entran a la UPJ, pero no salen con vida. La Policía los suicida. No son muchos los casos, pero una sola denuncia debería bastar para otro tipo de debate. La pregunta tal vez no es cómo mejorar la UPJ, sino si debería existir.