Era el gobierno de Carlos Lleras Restrepo. Iniciaba funciones el Incora cuando llegó al país Pierre Gilhodes, un joven francés que deseaba conocer nuestra patria, estudiarla en sus aspectos sociopolíticos, pero sobre todo evaluar la política agraria para hacer el comparativo con México, Brasil, Perú, Bolivia y Chile. Eso, sumado a los inicios de la Revolución cubana, lo convirtió en uno de los franceses que más conocieron a América Latina y en un experto colombiólogo de primera línea.
Se compenetró tanto con nuestro país que un sinnúmero de compatriotas fueron alumnos suyos, tanto en Francia como en Colombia. Colaboró notablemente con el entonces rector del Externado, Fernando Hinestrosa, en la creación y el diseño de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales.
Era feliz el profesor Gilhodes reuniéndose con amigos en opíparos almuerzos o comidas. Durante muchos años, con Ernesto y Alberto Rojas Morales, Carlos Puyana, Óscar Delgado, Augusto Trujillo y otros que a veces se sumaban, fuimos parte de un grupo en donde se debatían los problemas de la actualidad nacional, se contaban chismes y se vaticinaban resultados electorales, la mayoría de las veces fallidos. Si bien no vivía del todo en Colombia, buscaba la forma de viajar cuando se realizaban elecciones para observar de cerca el proceso democrático. Ya en sus últimos años —falleció recientemente— le fue casi imposible visitar Bogotá y el Tolima, su querido departamento (era más tolimense que Gómez Méndez). Estaba retirado, viviendo en Saint Jean de Luz, pueblo en la frontera entre Francia y España —en el País Vasco—, donde infructuosamente lo busqué en una oportunidad.
Ni siquiera en épocas como esta, cuando solo se habla de fútbol, jamás el deporte fue tema de conversación en esos encuentros con el profesor Gilhodes. Nunca hubo la prohibición, pero como francés parecía aplicar una máxima: “No Charles de Gaulle”.