¿Cómo van las apuestas? Hoy muy pocos se atreven a predecir si en la próxima jornada habrá segunda vuelta y, si no la hubiera, quién sería el ganador en la primera. Todo, como consecuencia de las encuestas que se están revelando. El fenómeno se da cada cuatro años y este no es la excepción. El ejercicio se hizo aquí hace unos meses y hoy, a escasos días del 29 de mayo, bien vale la pena repasar la historia. En 1994, luego de la Constituyente de 1991, cuando barrió el M-19, se daba por seguro que el presidente iba a ser Antonio Navarro. Apenas sacó el 3,79 % y no pasó a la segunda vuelta. Ante los nuevos hechos daban por seguro que ganaba Pastrana, pero ganó Samper.
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En 1998, ¿quién no aseguraba que el triunfador sería Serpa, después de haber ganado en la primera vuelta contra Pastrana? En la segunda ganó Pastrana. Pero el reloj a la guerrilla le resultó Tirofijo.
En 2002, las encuestas le daban menos del 5 % a Álvaro Uribe. Barrió y ganó en la primera vuelta con más de la mitad de la votación (54,35 %). En 2006 no había duda de que ganaba Uribe, pero aseguraban que Serpa quedaba de segundo. Quedó de tercero. Le ganó Carlos Gaviria.
En 2010, daban por fijo el triunfo de Mockus con su “ola verde” y le ganó Santos en la primera y en la segunda vueltas. En esta alcanzó el 69,56 %, frente al 27,44 % de Mockus.
En 2014, todos aseguraban que ganaba Óscar Iván Zuluaga, máxime que había triunfado en la primera vuelta (29,28 %). En la segunda vuelta ganó Santos: 51 % frente a 45 % de Zuluaga.
En 2018, daban por hecho que Germán Vargas Lleras se iba a disputar la Presidencia con Iván Duque, pero vino el cocotazo y quedó de cuarto, con el 7,3 %. Para la segunda vuelta hasta los tibios daban por hecho que ganaba Petro, pero ganó Duque con el 54,03 % contra el 41,77 %.
¿Qué pasará el 29 de mayo? Es que la política es dinámica y las encuestas no sabemos. Además, ahora hay votos encerrados, hasta en las cárceles.