LA VECINA VENEZUELA SIEMPRE SE ha caracterizado por tener gobernantes dictadores, desde Bolívar.
Habría que excluir los gobiernos de Rómulo Gallegos, depuesto por los militares, y los elegidos después de 1958, hasta Ramón J. Velásquez. Uno de los más emblemáticos ha sido el de Juan Vicente Gómez, quien dirigió esa nación por más de 30 años. De familia campesina tachirense, nacido el 24 de julio de 1857, aunque hay quienes sostienen que esa fecha es producto de una manipulación, para hacer coincidir su onomástico con el del Libertador, de quien se consideraba su heredero legítimo. Su padre fue Pedro Cornelio Gómez, emigrante colombiano de origen canario. Su madre fue Hermeregilda Chacón, mestiza, emparentada con una familia de Cúcuta. Fue el mayor de 13 hijos y amigo del caudillo conservador nortesantandereano Ramón González Valencia, quien sería presidente de nuestro país después de la renuncia del general Rafael Reyes.
El vecino país ha tenido la suerte o la desgracia de vivir del petróleo, industria que comenzó el 14 de julio de 1910, día en que Rafael Max Valladares, apoderado de la General Asphalt, obtuvo los derechos de explotación sobre una amplia zona en el oriente del país. En 1921 las exportaciones petroleras eran del 3%, cinco años después ya llegaban al 50% y en 1935 superaba el 80%, y todo eso en perjuicio del café y el cacao, que en el mismo lapso se redujo del 77 al 11%. Y la bonanza le correspondió administrarla a Juan Vicente Gómez, quien a su vez se convirtió en el hombre más rico de Venezuela.
Quien se consideraba el heredero legítimo del Libertador, no sólo aseguró haber nacido el mismo día de su natalicio, sino que además falleció al mediodía del 17 de diciembre de 1935, una hora antes de que en 1830, en la misma fecha, muriera Bolívar. Pero jamás, en su largo gobierno, atropelló a los colombianos. ¡Qué hombre tan Maduro!
