El archiduque

No puede ser que la Corte Suprema de Justicia aplace la elección del fiscal. Si bien el Constituyente del 91 le dio esa facultad, no le fijó el término para cumplirla y, teniendo en cuenta ese vacío, se especula que postergue indefinidamente esa necesaria elección. No hay derecho a que eso ocurra. Con suficiente anticipación el presidente de la República les envió la terna y no hay razón válida para jugar a un aplazamiento, a no ser que deseen hacerle el juego a un fiscal que se ganó el cargo por su amistad con el anterior jefe del Ejecutivo.

La verdad es que el hoy fiscal, a quien solo le faltan días para dejar el cargo, jamás pensó que Duque, su amigo, llegara a la Presidencia cuando se barajaban muchos aspirantes. Hace siete años escribió un libro que es una clara defensa del Acuerdo de Paz del Gobierno Santos, ¿Justicia transicional o impunidad? (Ediciones B, febrero de 2017). Por supuesto que cuando apareció en las librerías no le hicieron presentación ni Uribe, ni Duque, ni siquiera el inolvidable Carlos Holmes Trujillo, sino Humberto de la Calle Lombana. ¡Quién lo creyera! Y un año después estaba en primera fila con el candidato de la economía naranja. Ya lo estaba exprimiendo. Yo, que soy muy dado a guardar libros, aún lo conservo, con mis subrayados y además con la dedicatoria del autor.

Llegó el 7 de agosto de 2018. Primero fue consejero para los Derechos Humanos de Duque y luego el mandatario lo ternó para fiscal. Se le olvidó todo lo que había escrito sobre las bondades del proceso de paz y entró a defender la política del nuevo Gobierno, que fue contraria a la de Santos.

Concluye Barbosa su gestión tratando de mostrar resultados que no tiene y pretende que la Corte Suprema de Justicia se abstenga de cumplir una de las funciones más importantes que posee, como es la de elegir a su reemplazo. Esa actitud muestra el tamaño de un personaje que cambia tan fácil de opinión como lo hizo con el proceso de paz.

Así actúan quienes se creen los archiduques.