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El olvidado Gabriel Turbay

Óscar Alarcón

17 de junio de 2025 - 12:05 a. m.
“Gabriel Turbay no solo fue el presidente que no fue, sino el político más olvidado que hemos tenido en la historia”: Óscar Alarcón.
Foto: Archivo El Espectador

Gabriel Turbay no solo fue el presidente que no fue, sino el político más olvidado que hemos tenido en la historia. ¿Quién se acuerda de que el Partido Liberal perdió en las elecciones de 1946, pero que él le ganó a Gaitán? El Turco, como lo llamaban sus enemigos, merecía no solo ser candidato sino presidente. Había ocupado los cargos más importantes de la nación: parlamentario, ministro, embajador, designado a la Presidencia, jefe del liberalismo. En la convención de su partido, de julio de 1945, fue escogido candidato oficial, pero Gaitán se lanzó en disidencia. Ante la división, el conservatismo con Mariano Ospina Pérez ganó con 565.939 votos; Turbay, 441.199 y Gaitán, 358.957.

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No tenía nada que ver con los Turbay de Julio César Turbay, familia que hoy padece —como el país— la tragedia de Miguel Uribe Turbay.

Toda la trayectoria política de Gabriel Turbay, político y médico santandereano olvidado, la recuerda con documentos y recortes de prensa Olga L. González en un libro de reciente aparición, El presidente que no fue (Ediciones Uniandes).

No hay que demeritar la figura de Gaitán que, por la circunstancia de su muerte, opacó a su émulo de entonces. Pero la verdad es que Gabriel Turbay fue un estadista de trayectoria que implantó el registro civil, la cédula de ciudadanía y luchó, como canciller, por la reforma del Concordato con la Santa Sede. El estudio de la vida de ambos liberales plantea varios interrogantes; por ejemplo, ¿por qué López Pumarejo prefirió ser neutral y no votar por ninguno de los dos, siendo que Turbay había sido su designado y canciller?

De todas maneras, Turbay fue un hombre extraño. Le encantaba la soltería y vivir en hoteles y, luego de su derrota, murió en la soledad, en uno de ellos en París, el Palace Athenee, el 17 de noviembre de 1947.

Ahora, que hasta el presidente Petro se ha referido la inmigración sirio-libanesa —con palabras desafortunadas—, bien vale la pena recordar a este Turbay olvidado que Olga L. González lo rescata con este excelente trabajo de investigación.

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