Mientras la oposición venezolana busca quién enfrentarle a Maduro, el actual gobierno dictatorial no tiene ese problema porque ya cuenta con el que sería su reemplazo cuando se vaya. Se trata de Jorge Jesús Rodríguez Gómez, presidente de la Asamblea Nacional y hermano de la vicepresidenta Delcy Rodríguez. Los dos han estado en el curubito desde cuando comenzó el régimen chavista.
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El padre de esos dos importantes personajes, Jorge Antonio Rodríguez, es considerado un mártir por el chavismo: fue un político, dirigente estudiantil y guerrillero de extrema izquierda que murió en 1976 a consecuencia de las torturas a las que fue sometido en los calabozos de la policía política que conmovió a la opinión pública venezolana en el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Murió de un infarto cuando estaba en prisión.
Jorge Antonio Rodríguez fue jefe de un comando que el 26 de febrero de 1976 secuestró a William Niehous, presidente de la compañía norteamericana Owens-Illinois, a quien tuvieron encerrado por tres años y cuatro meses hasta cobrar un rescate de US$20 millones de la época. Se trató del secuestro más largo de la historia de Venezuela. Esa misma agrupación había secuestrado antes al futbolista Alfredo Di Stefano, quien duró muy poco privado de la libertad, pero por quien también cobraron rescate
Ambos ilícitos fueron realizados por el grupo autodenominado Argemiro Gaboldón, que se denominaban protectores de la paz y el antiimperialismo.
Probablemente gracias a esos rescates económicos en dólares, los hijos de Jorge Antonio Rodríguez pasaron a mejor vida, lograron especializarse en el exterior y se convirtieron en alfiles de Chávez y Maduro.
Han llegado Deysi y su hermano a altas posiciones gracias, no a la Providencia, ni a Diosdado, sino a la trayectoria de su fallecido padre.
Por lo pronto, a Jorge Rodríguez Gómez lo están madurando.