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El tesoro Quimbaya

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Óscar Alarcón
02 de febrero de 2016 - 12:39 a. m.
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Carlos Holguín tuvo una gran amistad con la reina Isabel II de España. Su hijo Álvaro Holguín y Caro, en los dos tomos de la biografía de su padre, cuenta detalles de las misiones oficiales que cumplió en Europa y de cómo se conoció con la reina cuando ella estaba en París.

Llegó hasta sus habitaciones privadas, en visita. Fue muy amable con él en esa primera ocasión. Lo tomó del brazo y lo invitó a dar un paseo.

- No crea usted que yo soy así con todo el mundo; le ofrezco mi amistad, porque tengo voluntad e intención de ser su amiga, y la prueba la tendrá usted el día en que para algo se le ofrezca.

La reina Isabel II fue la madre de Alfonso XII, quien se casó, enviudó, y luego se volvió a casar con quien sería la reina María Cristina de Hamburgo y a quien le tocó soportar las habituales infidelidades de su marido, hasta cuando murió. Por eso fue reina regente tras el fallecimiento de su marido, mientras cumplía la mayoría de edad su hijo Alfonso XIII, padre del rey Juan Carlos de Borbón.

Contrario a lo que dijo la reina Isabel II a su amigo Carlos Holguín, parece que sí era así con casi todo el mundo, con la mirada complaciente de su marido el rey Francisco de Asís de Borbón. El matrimonio no funcionó bien a pesar de que tuvo 12 hijos, muchos de los cuales no fueron de su cónyuge, tanto que en una ocasión le comentaron que ojalá las últimas infantas no tuviera la mala salud del rey. Ella respondió con tranquilidad: “No te preocupes, el padre de éstas tenía muy buena salud”.

Por pura amistad y por nada más el diplomático y presidente Carlos Holguín le regaló a la monarquía española, entonces a cargo de la reina regente María Cristina de Hamburgo, viuda del hijo de la reina Isabel II, nuestro tesoro Quimbaya para que hiciera parte de la exposición conmemorativa de los cuatro siglos del descubrimiento de América. Hoy, con razón, nuestra Corte Constitucional debate la repatriación de esa riqueza con base en una tutela que fue seleccionada. Deben devolver ese tesoro para que no sean los “pícaros Borbones”, como llamó a esa familia José María Solé en una biografía de ellos.

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