¿Por qué el pueblo no elige al presidente de los Estados Unidos? Porque los padres fundadores, redactores de su Constitución, la concibieron para un estado federal en el cual cada uno de ellos tiene su propia Constitución y se unieron para hacer parte de una gran nación. Casi podría decirse que es una especie de confederación en la cual cada uno de sus miembros siguen siendo soberanos, pero a nivel internacional poseen una unidad. Con esa premisa, los gobernantes son elegidos por los estados. Dentro de ocho días votan por un organismo sui generis llamado Colegio Electoral, integrado por el mismo número con el que los estados eligen a los senadores y representantes, sin que ellos se inmiscuyan en sus decisiones. Cada estado, por el hecho de serlo, elige dos (igual que el número de senadores) y tantos representantes según su población. Esto permite que los estados grandes tengan más delegados que los pequeños.
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Hay otra particularidad: la totalidad de miembros del Colegio Electoral jamás se reúne. Los elegidos se congregan en su respectivo estado y envían las actas firmadas al presidente del Senado quien, el 5 de enero, hace la proclamación final ante los miembros del Congreso. Cada uno de los elegidos previamente ha cantado su voto, y no puede cambiarlo. Por eso es posible que el mismo día se sepa quién es el presidente de todos los norteamericanos. El total de electores es de 578 y se necesitan las dos terceras partes, es decir 270, para ganar. Los votos se cuentan por estado y quien gana se lleva los votos de todo el estado. Por eso alguien puede ganar con la mayoría de votos y perder en el Colegio Electoral.
Cuando ninguno ha llegado a los 270 en el Colegio Electoral, pierde la competencia y quien elige al presidente es la Cámara de Representante. Esto solo ha ocurrido en dos ocasiones: en l800, cuando eligieron a Thomas Jefferson y, en 1824, con John Quincy Adams.
Lo anterior es casi improbable que ocurra, pero no se descarta. En definitiva ¿quién ganará? ¿el rubio o la morena?
