Asesinado John Kennedy en 1963, lo reemplazó su vicepresidente, Lyndon B. Johnson, quien en las elecciones del año siguiente se lanzó como candidato del Partido Demócrata. Logró un triunfo aplastante (el 61 %), y su competidor, el republicano Barry Goldwater, solo ganó en Arizona y otros cinco estados del sur.
Fue diferente el panorama en las presidenciales siguientes, cuando Johnson aspiraba a la reelección. Se registraba la Guerra de Vietnam y había movilizaciones raciales. Su candidatura no pegaba y por eso le tocó renunciar. El 4 de abril de 1968 asesinaron a Martin Luther King y dos meses después, el 6 de junio, de un disparo en la cabeza la víctima fue Robert Kennedy, hermano de John. Estaba haciendo campaña para ser candidato. Entonces los demócratas, ante esa segunda ausencia, escogieron a su tercer candidato, Hubert Humphrey.
Nixon, que había perdido contra Kennedy por un estrecho margen en las elecciones del 1960, reapareció. Se lanzó con Spiro Agnew como vicepresidente. Ganó con 301 votos electorales contra 191 de Humphrey. “Paz con honor en Vietnam” fue la consigna de Nixon, pero años después caería por el Watergate.
Ahora, tras la renuncia de Biden, es la segunda vez, después de Jonhson, que un presidente en ejercicio no aspira a la reelección. Su vicepresidenta, Kamala Harris, es virtualmente la candidata, pero la debe elegir la Convención Demócrata que se realiza en agosto y es ella quien escoge a su compañero de fórmula. En caso de resultar, sería ungida sin ganar ni una sola primaria, lo que no quiere decir que le falte escolaridad. Ella ha demostrado que le sobra.
Todo cambió en la política estadounidense por un tiro contra Trump que acabó con Biden.
Nota del editor: Este texto se corrigió de una versión inicial para corregir el nombre del candidato demócrata que enfrentó a Richard Nixon.