Galán y Lara

Año 1983. En una sesión de la Cámara de Representantes muestran un cheque girado al ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, por un narcotraficante. Como consecuencia de esta situación, el jefe del Nuevo Liberalismo, Luis Carlos Galán, anuncia que el caso será investigado por la comisión de ética de esa colectividad.

Cuando la noticia apareció en primera página en los diarios de la época, yo viajaba hacia Lima con el expresidente Carlos Lleras Restrepo a una reunión de periodistas latinoamericanos, a la que el exmandatario estaba invitado para dictar una conferencia.

Cuando repartieron los periódicos en el avión y al ver el titular, Lleras me comentó: “Luis Carlos no debió hacer eso”.

Año 1984. Elecciones de “mitaca” para elegir diputados y concejales. A las 8:30 de la mañana me encuentro en la Plaza de Bolívar con el ministro Lara Bonilla dispuesto a cumplir con el deber ciudadano de votar.

— Ministro, ¿tan temprano para cumplir con el deber ciudadano? —le pregunto.

— Es que antes de mediodía tomo un avión hacia París para asistir a una reunión que hay allá con ministros de Justicia.

— ¿Y vota por el Nuevo Liberalismo?

Con una expresión que era habitual en él, torciendo la boca, saca de su bolsillo una papeleta. En ese entonces no había tarjetones. Me la muestra.

— Por el Bojote —me responde.

Entonces así le decían a Ernesto Samper, quien se lanzaba al Concejo de Bogotá. Va a la urna. Nos despedimos y toma camino al aeropuerto, acompañado de una media docena de guardaespaldas. Era el funcionario más resguardado del país.

El 30 de abril de ese mismo año me llamó telefónicamente a las 2 de la tarde para agradecer mi columna de ese día en la que hablaba de él. Se despidió con una de sus habituales risotadas con las que escondía su temor. A las 7:30 de la noche los sicarios atentaron contra él y lo dejaron sin vida.