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El asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio nos recuerda la muerte de nuestro compatriota e igual aspirante presidencial Luis Carlos Galán, ocurrida el 18 de agosto de 1989. Qué casualidad, ambos en el mismo mes y con 34 años de diferencia. La situación que entonces se vivía en nuestro país era horrible. Dos días antes del atentado contra Galán, en Bogotá, en las horas de la mañana, también narcotraficantes dejaron sin vida al magistrado Carlos Valencia García, quien debía fallar un negocio contra Pablo Escobar. El asesinato de Galán fue posterior a los de Jaime Pardo Leal (1987) y José Antequera (1989), y anterior a los de Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro (1990), tres de ellos candidatos presidenciales. En el atentado a Antequera resultó herido y se salvó milagrosamente Ernesto Samper, quien años después sería candidato y luego presidente.
Repito, para nosotros fueron años horribles y hoy los están viviendo en el vecino país, donde ojalá no sean tan graves y repetitivos como los que nos tocó padecer. Galán sin duda iba a ser el presidente, lo mismo que Jorge Eliécer Gaitán, cuando el 9 de abril de 1948 cayó herido de muerte en el centro de Bogotá.
Si bien en nuestro país no han sido asesinados presidentes, como ha ocurrido en los Estados Unidos, sí nos hemos caracterizado, a raíz de ese espíritu violento del que hacen gala algunos sectores de la sociedad, por frustrar las ilusiones de otros sectores que sueñan con un país mejor y en paz. Esa ha sido la meta de la gran mayoría de los colombianos, pero en los últimos años una minoría, la que opera el narcotráfico, nos tiene condenados a una guerra que parece no tener fin. Lamentablemente los vecinos ecuatorianos parecen ir en el mismo camino, porque siempre lo que se imita es lo malo y jamás lo bueno.
La lucha contra el narcotráfico debe ser un propósito común de las naciones que han sido víctimas de ese desgraciado mal, jamás de batallas individuales.
En los pocos días que le faltan para entregar el poder, el presidente Lasso tendrá que ser un gobernante de correa, pero no Correa.
