Horacio Serpa fue el último liberal del siglo XX. Con los bigotes de Uribe Uribe y el garbo oratorio de Gaitán. Ese hombre de provincia, hijo de un tinterillo y de una maestra, que ocupó las más altas dignidades de la república y a quien solo le faltó llegar a donde la democracia no se lo permitió. Se nos fue sin cumplir el sueño de ver a su Colombia con la paz que añoran las mayorías. Es el claro ejemplo de cómo alguien sin apellidos logra escalar dignidades desde juez, alcalde, procurador, concejal, diputado, congresista, ministro y, sobre todo, amigo fiel, solidario y escudero.
Le tocó estudiar derecho en Barranquilla, una...
Conoce más
