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Uno de los periodistas más representativos de la reportería económica de los años 70 y 80 fue Jorge Téllez, quien acaba de fallecer. Hizo parte de ese grupo de comunicadores que cubrían temas tan difíciles como los encajes bancarios, las decisiones del Emisor, la tasa de cambio, etc. Era un grupo del que hacían parte, entre otros, Javier Ayala, Jaime Viana, Fernando Barrero, Octavio Quintero, Gabriel Ortiz.
Se vinculó Téllez muy joven a El Espectador luego de trabajar en la oficina de prensa de Palacio, durante el gobierno de Carlos Lleras Restrepo, que dirigía el periodista y escritor Próspero Morales Pradilla. Le tocó en esos años ser testigo de excepción de cómo se vivió en la sede presidencial el 19 de abril de 1970, cuando ocurrieron las controvertidas elecciones entre Misael Pastrana Borrero y el general Gustavo Rojas Pinilla. Su relato lo plasmó en una crónica que me hizo llegar hace unos años y que no sé si publicó en algún medio, donde cuenta la actitud del presidente Lleras Restrepo cuando comenzaron a conocerse los primeros resultados de los comicios.
“Próspero, esto se ha perdido”, comentó el mandatario a su jefe de prensa, en presencia del reportero. “No hay nada que hacer, el general ha ganado. Si de acuerdo con lo que me han informado Rojas decide salir uniformado para iniciar una marcha por las principales avenidas con destino al Palacio de San Carlos, temo que haya un levantamiento, una sublevación, con todas las atrocidades y derramamiento de sangre que de ella se puedan derivar. No puedo permitir por ningún motivo la toma del poder por la fuerza”.
Según Téllez, el comentario lo hizo el presidente a las nueve de la noche, en su despacho. En su escritorio había un vaso de whisky que ingirió rompiendo su promesa de no tomar licor durante su mandato.
Después Téllez se convertiría en redactor económico de esta casa, El Espectador, adonde, como muchos, entraríamos jóvenes y nos volveríamos Cano. Fue luego director de la agencia de noticias CIEP y editor general de Portafolio.
Adiós, Jorge. Un abrazo de solidaridad a Lilí, a María Isabel y a sus hijos, Juanita y Mauricio.
