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Cuando me iniciaba en la academia como profesor asistente en la Universidad Externado de Colombia conocí a un joven caleño, inteligente, precoz, que superaba a cualquiera de sus compañeros. Contestatario a pesar de ser “alumno”. Se llamaba Juan Carlos Henao y ya pintaba lo que iba a ser en el futuro. Con su hablado valluno exponía los más avezados planteamientos jurídicos que ponían a pensar a los doctos académicos de derecho público. Así se inició en la carrera de Derecho que lo llevaría, gracias al apoyo del entonces rector Fernando Hinestrosa, a lograr una especialización, una maestría y un doctorado en Francia.
Recuerdo que, tras el holocausto del Palacio de Justicia y ante la muerte de los grandes maestros de nuestra alma mater, les propuse a Henao, a Rodrigo Uprimny y a Jaime Orlando Santofimio que no dejáramos perder el pensamiento político y académico de uno de los grandes, por su estatura y sabiduría, como lo fue Manuel Gaona Cruz, fallecido allí cuando con su ponencia defendía la constitucionalidad del tratado de extradición con EE. UU. La obra que escribía ese mártir del derecho constitucional murió, como su ponencia, en las llamas del Palacio, pero gracias a esos alumnos aventajados gran parte de su pensamiento se logró reunir en dos tomos que publicamos en la Superintendencia de Notariado y Registro.
Juan Carlos Henao, sin ostentación, logró seguir su carrera profesional y distinguirse como uno de los mejores juristas que hemos tenido. Llegó muy joven a la Corte Constitucional y, ante el llamado que le hicieron para reemplazar a su protector Fernando Hinestrosa, asumió también muy joven la rectoría del Externado, dejando una estela de grandeza y honestidad que por años fijaron sus antecesores.
En la Corte Constitucional fue adalid de las más innovadoras jurisprudencias y trabajó muy de cerca en el diseño del Acuerdo de Paz del Gobierno Santos. Su muerte significa una gran pérdida para el país y para la consolidación de nuestro Estado de derecho.
Como gran caleño, Juan Carlos sigue en su salsa en su nueva morada.
