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La Corte Constitucional

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Óscar Alarcón
10 de marzo de 2015 - 04:00 a. m.
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El expresidente Alfonso López Michelsen consideró que el profesor Carlos Restrepo Piedrahíta es “el más serio investigador del derecho constitucional colombiano” y si no estoy mal, por estos días, llega a la cima de los 98 años de edad.

Fue él, el profesor Restrepo, quien desde los años 60 comenzó a hablar, entre nosotros, de la necesidad de establecer una Corte Constitucional, conocida la experiencia de esa institución en Austria y Alemania. Siendo senador de la República, y como ponente en primera vuelta de lo que se convirtió en la reforma constitucional de 1968, la incluyó en el proyecto pero luego, en la segunda vuelta, la convirtieron en la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia aprovechando que Restrepo había dejado su curul al ser nombrado embajador en Alemania por el gobierno de Lleras Restrepo. Después, en cada comisión de reajuste institucional que se instituía, insistía en su propuesta y finalmente se logró adoptar en la Constitución de 1991.

No se imaginó el profesor Restrepo a la crisis que llegaría su adorada institución porque los constituyentes del 91, además de sus funciones de la guarda de la integridad de la Constitución, le dieron otras distintas como aquellas de intervenir en la elección de altos funcionarios del Estado. Allí radica el desprestigio a que han llegado nuestros altos tribunales de justicia porque los constituyentes, con un sano criterio, pensaron que esos organismos estaban blindados del clientelismo que existe en aquellos organismos de origen político y no judicial.

Afortunadamente en la soledad de la biblioteca de su apartamento del Bosque Izquierdo, en la antesala de sus 100 años, acompañado de su pequeña familia, es posible que no se haya dado cuenta de lo que ha pasado con su Corte Constitucional. Quienes le leen —porque ya su vista no le permite— lo deben deleitar con cosas más agradables, como con Neruda, tal como observé hace un par de años, durante mi última visita.

Mientras tanto el país sigue su rumbo, con una justicia que falla.

 

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