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Hace 100 años el país recordó el Día de la Independencia por varios días. En aquel entonces el presidente Pedro Nel Ospina optó por esa medida para evitar una crisis financiera que no tenía antecedentes en nuestra historia. El mandatario tuvo que ordenar la intervención del Banco López ante la crisis económica que afrontaba como consecuencia de la baja en los precios del café en los mercados internacionales. Esa entidad, propiedad de Pedro A. López, era una especie de Federación de Cafeteros de la época.
El 20 de julio de 1923 cayó un viernes y ante el cierre se declararon festivos los días subsiguientes hasta el lunes 23. Estaba en el país la Misión Kemmerer y tocó, a las carreras, poner en práctica varias de sus recomendaciones, una de las cuales era la creación del Banco de la República, que comenzó a funcionar el lunes 23 en la sede del Banco López. También nacieron la Contraloría y la Superbancaria. En ese primer día hábil las colas de gentes reclamando el dinero que habían depositado en el banco intervenido eran interminables. Hubo necesidad de ordenar un redescuento por varios millones para otros bancos, cambiar las cédulas de tesorería, los bonos del Tesoro y los billetes nacionales representativos de oro para cesar el pánico financiero.
Hay quienes sostienen que el Gobierno de Ospina pudo evitar la crisis del Banco López pero no lo hizo, lo cual originó, desde entonces, las malas relaciones entre ambas familias, que llegaron después a la Presidencia de la República: López Pumarejo y López Michelsen, hijo y nieto de Pedro A., y Mariano Ospina Pérez, sobrino de Pedro Nel.
A Pedro A. López, quien fue un ejemplo de superación y grandeza —hijo de un sastre de la Colonia—, considerado en su época como el hombre más rico del país, le tocó vivir sus últimos años en condiciones estrechas. Todos estos detalles y anécdotas los relato en un libro de mi autoría, Los López en la historia de Colombia (Planeta).
La Misión Kemmerer, cuyos 100 años se celebran en estos días, señaló los parámetros para el manejo de nuestras finanzas públicas. No han sido 100 años de soledad.
